Apenas se ha consumido la mitad de la temporada y ya es claro que el malagueño Isco Alarcón se ha convertido en un problema en el Madrid. Carlo Ancelotti no se anduvo con rodeos en la víspera del partido de Copa del Rey con el Espanyol. Isco no tiene sitio en su esquema táctico. El malagueño carece de las condiciones necesarias para desenvolverse con acierto como centrocampista aunque sea de carácter ofensivo. Para ello se necesita una capacidad de trabajo de alto nivel y para desarrollar ésta con un mínimo de solvencia se necesitan unas características físicas que no son precisamente las que adornan a Isco.

Ancelotti, reforzado por los últimos resultados cosechados, no hay quien le tosa ahora con la formidable racha favorable que lleva el Madrid, se atreve incluso a decir que a Isco sólo lo ve como un falso delantero centro. Y así lo hizo jugar el martes en la Copa del Rey, aunque sólo fuese unos minutos, cuando el partido ya estaba en el tramo final, como si eso fuese únicamente lo que puede dar de sí la que hace poco fuera estrella en el Málaga CF.

Feo panorama por tanto para uno de los fichajes estrellas de la temporada. Florentino Pérez vuelve a recibir una bofetada de consideración de un entrenador. 30 millones que pueden irse al garete, y todo ello a costa de la «explosión» de un Ángel Di María que después de pasar por un momento muy malo, cosas de «acomodamientos», ha tirado de competitividad, de soltar un aquí estoy yo, y convertirse en indiscutible. Di María a fin de cuentas es el clásico futbolista argentino que auna raza y calidad. El siguiente paso supondrá que el presidente del Madrid tendrá que lidiar con un aumento de sueldo. De hecho Di María «jugueteó» con la posibilidad de irse al Mónaco una vez que Florentino Pérez se hizo el sordo a su petición de ampliación y lógica mejora de contrato. Más problemas entonces para el mandatario blanco, que se cubrió de gloria también el pasado verano cuando se deshizo de un fenómeno como Mesut Ozil, que había venido a precio de ganga, para ayudar a la financiación del galés Gareth Bale, el último capricho del presidente del Madrid.