Alcalde fumador poco mordedor, aunque ladre, se ha convertido en estrella de las tonterías audiovisuales y las redes sociales esta semana. Y ya van dos alcaldes malagueños «trending topic», tendencia o tema del momento. Son estrellas fugaces, pero brillan con fuerza y vuelan como pompas de jabón machadianas, aunque nada sutiles, ingrávidas ni gentiles. Ojú con los alcaldes. En apenas diez días, una ducha con barreño y cronómetro y ahora unos cuantos ladridos y cuatro caladas ilegales en las dependencias municipales de un pueblecito serrano, Benaoján, se han subido a las alturas de lo banal, como globos de gas. Y, sin embargo, en ambas anécdotas la confrontación partidista ha encontrado el fogueo necesario para el disparo que no encuentra en problemas con mayor carga de profundidad.

La constitución y el pecado

Merece resaltar, en cambio, la respuesta del alcalde de Málaga a la queja del Obispado acerca de la reprobación, en pleno y por unanimidad, de las declaraciones del cardenal Sebastián cuando tachó de deficientes curables a los homosexuales. De la Torre, con serenidad y firmeza (esta vez en su sitio como alcalde y no como una caricatura de sí mismo insistiendo en el error animado de explicar su ahorrativa ducha privada), le respondió al obispo con el artículo 14 de la Constitución (Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social) con determinación de jurista, aunque sea ingeniero agrónomo, y abundó en la clara vocación del Ayuntamiento de seguir apoyando y facilitando la normalización al respecto en todos los ámbitos, empezando por el educativo.

El dedo divino

También Rajoy mandaba callar, pero no a un cardenal ni con la Constitución en la mano, sino con uno de los dedos de esa mano, el dedo que decide y nombra en su partido quién, dónde y cuándo. Otra cosa es que se le callen quienes van «ladrando su rencor por las esquinas», como le gustaba decir a Aznar, ese señor que últimamente está de viaje (como Wert mañana, por eso no irá a la gala de los premios Goya). La reunión fallida y la cena abortada en Sevilla para confirmar al candidato del PP en Andalucía dejan desnudo al partido por abajo, y no me refiero al Sur. A este paso Susana Díaz adelantará las elecciones para aprovechar la debilidad de un PP fracturado entre una Mª Dolores de Cospedal que no sabe elegir a quien represente el cambio popular en Andalucía, como ya pasó con Zoido, y un Javier Arenas que sigue con un espeso mando en plaza ya caducado pero que, paradójicamente, sí tiene algún candidato que representaría otra imagen popular en Andalucía, más descentralizada y moderna que la casi ya quemada de José Luis Sanz, aunque no sea parlamentario andaluz.

La cólera de Aguirre

El tuit de Esperanza Aguirre denunciando el «dedo divino» que todo lo nombra en su partido, aunque ella utilizara la divinidad madrileña del suyo con su sucesor Ignacio González, no ayuda a Rajoy a callar los ladridos internos, bastante más broncos que los ladridos como de caniche enano que el alcalde de Benaoján, Francisco González, le dedicó a su antecesora en el cargo, la socialista Soraya García, mientras ésta le iba grabando y regañando por fumar en el Ayuntamiento. Así que ya veremos si será o no abierto el congreso del PP andaluz que se celebrará en marzo.

Empatados a la baja

Pero no parece importarles a quienes debieran ser los primeros interesados por que se produzca una alternancia electoral que sería histórica en Andalucía. Como no parece importarles demasiado ni al PP ni al PSOE que el último barómetro del CIS les haya igualado en hundimiento electoral, respecto a los que fueron sus grandes resultados de antaño, aunque con ligera ventaja socialista. Ni que los principales problemas de los españoles consultados sean el paro y la crisis, en un lógico primero y segundo lugar, seguidos de la corrupción y los políticos. Con esa radiografía sociológica, qué calidad democrática tendrán los porcentajes finales que llevarán a un partido o a otro al poder en las próximas elecciones generales, se apoyen en las alianzas en las que se apoyen.

Sábado de infanta

Pero aquí lo que más parece importar es la declaración hoy de la infanta Cristina, imputada por blanqueo y fraude fiscal, ante el juez Castro en los juzgados de Palma. Lo mejor es que se les haya sustraído el paseíllo a quienes urden los programas que van del rosa al vómito amarillo. Ojalá que ahora se erradicara el paseíllo de imputados y acusados para siempre y no sólo para la Infanta. Lo peor es que, aunque sea una legítima defensa, ya sepamos que la Infanta se limitará poco menos que a decir que ella no estaba al tanto de los negocios por los que se juzga a su marido. A pesar de que otras esposas que alegaron lo mismo fueron condenadas. Lo recuerdo… Porque hoy es sábado.