Me sangran las córneas cada vez que leo, en este y otros medios, «El Carnaval encara su recta final». Me crepitan los tímpanos cuando oigo al personal hablar de los carnavales encerrándolos en las cuatro paredes del Alameda, del Cervantes en Málaga, o del Teatro Falla, en el caso de Cádiz, ese espejo en el que quiere mirarse el carnavaleo malagueño, con una mezcla de envidia sana y de escrupulosa investigación, buscando lo bueno que apropiarse y lo malo que mejorar para hacer de La fiesta del invierno cálido una celebración de renombre. Pero no le sale. No le sale ni a Cádiz...

La parte por el todo. Hablar del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas como el Carnaval de Málaga es como decir que Málaga es La Malagueta, el Unicaja es Nik Caner-Medley o la Semana Santa es el Cautivo. Mire usté, pues no. La importancia del concurso, eso es así, es indiscutible para una fiesta que quiere y debe seguir creciendo, pero es sólo el recibidor de una casa mucho más grande, llena de papelillos y serpentinas. La calle. Ahí late el corazón del carnaval. «¡Ah, entonces a ti lo que te gusta es el cachondeo, el botellón! A ti no te gusta el carnaval...» Así se señala uno como ignorante y paleto en menos de 140 caracteres.

En una ciudad tan dada a las bullas cofrades, no debería ser difícil abrir los ojos al pueblo para hacer ver que el auténtico carnaval está en las esquinas del Centro desde esta noche, con coplas golfas como banda sonora, pringue de vino dulce en las manos, bolsillos llenos de papelillos... y disfraz. Dos coloretes, una peluca, un algo, pero un disfraz. La Fundación lo intenta con las previas en los barrios, pero la gente se deja llevar poco; si acaso por los fideos y los potajes de grati que por vivir la auténtica fiesta en la calle.

Déjense llevar, háganme caso, y vivan el carnaval a la intemperie, que el teatro está muy bien pero en la calle no hay reglas y hay más cachondeo, y ya se sabe que todo lo que se escapa de la norma mola más y sabe mejor. Disfrútenlo, que lo del teatro es sólo calentamiento, lo bueno empieza hoy.