Seguimos sin ver los hechos pero no dejamos de oír sus discursos. Susana Díaz vuelve a ser la única que aprueba en otro de los sondeos publicados con motivo del Día de Andalucía, el del grupo Joly. En su mensaje de ayer la presidenta insistió en que los casos de corrupción le abochornan, y que los políticos deben «demostrar que esa voluntad de cambio y de regeneración que nos piden los ciudadanos es real». Alegra ver esto reflejado en un discurso. Ayuda, digo, a seguir esperándolo sentado…

Andaluzas del PP

Las señales que nos llegan del otro lado, las que nos trae en la pata la gaviota mensajera del PP en Andalucía, dicen que la prometida inclusión de José Luis Sanz en la candidatura de Juanma Moreno no pasaba por mantenerlo en la Secretaría del partido, que ya recae en una mujer de Huelva (curiosamente la provincia clave en el respaldo definitivo al candidato malagueño). La nueva secretaria general del PP andaluz se llama Dolores López Gabarro. A diferencia de Moreno Bonilla sí está en el Parlamento andaluz, es aún más joven que Susana Díaz, 37 años, y podría consolidarse en la recién conquistada alcaldía de Valverde del Camino e hincar sus botos en ella por derecho electoral, como lo lleva haciendo con sus tacones en Fuengirola desde hace 19 años Esperanza Oña, con quien se la compara a la hora de lanzar el croché de derechas a la barbilla del adversario de izquierdas. Algunos contaban, de todas formas, que había prevista una vicesecretaría para compensar a Sevilla que sí podría aceptar el sevillano José Luis Sanz, pero ha sido para una sevillana, Virginia Pérez, otra mujer. Pero eso y lo que dé de sí el congreso popular en Andalucía lo contará este periódico entre hoy y mañana.

M de Málaga

Un periódico, por cierto, galardonado esta semana con la M de Málaga por la Diputación, con motivo del Día de Andalucía. Y como su director, Juande Mellado, no lo va a hacer, yo voy a aplaudir aquí su discurso de agradecimiento en el salón de plenos de la institución el martes pasado. Advertir al poder, cuando te premia por los 15 años que el periódico ya lleva contando historias, de que una de las misiones del periodismo debe ser la de no plegarse a las lisonjas ni a las prebendas del poder, merece un aplauso. Y supone un orgullo para aquellos a quienes La Opinión nos recibió con el abrazo de sus páginas, en mi caso desde su nacimiento, y con su compromiso diario de mantener bien informados a sus lectores.

Mabel

Otra periodista, Mabel Mata, protagonizó felizmente el nuevo aire que tuvo ayer la entrega de medallas y el nombramiento de hijo predilecto de Andalucía, que este año ha recaído en el gran Miguel Ríos (cuyo discurso brilló en forma y carácter aunque tuvo una innecesaria sobrecarga ideológica). Mabel es una malagueña en Sevilla, y quienes la conocemos desde sus inicios profesionales en el último tiempo de Radio Cadena Española en Málaga y en los primeros de Canal Sur, no nos sorprendimos de su profesionalidad, su belleza azul y su honrada frescura a la hora de introducir a los premiados. Por lo demás, en ediciones pasadas cualquier espectador que siguiera el acto por televisión se había habituado a ver leer los premios a un señor y a un señor presidiendo el evento y la Junta de Andalucía. Ayer fueron dos mujeres quienes ocuparon sus puestos.

Miguel Picazo

Y otra mujer más, la Tía Tula, con el rostro de una carnal Aurora Bautista en blanco y negro, también revoloteó ayer por el teatro de la Maestranza de Sevilla, ya que se premió al director de la película. La cortesía y la generosidad -que son la mejor vacuna contra la envidia insana y contra la rabia legítima- aconsejan que se felicite a todos los premiados, sin entrar en mayores o menores merecimientos. Vale. Pero ver al cineasta Miguel Picazo con sus emocionados 86 años allí sentado, en su silla de ruedas, con su medalla tan tardía y su bufanda roja, insigne cascarrabias, me resultó emocionante. Cuando me tocó presentar la gala de la Película de Oro del Festival de Málaga en 2012 y recibir a Miguel Picazo sobre el escenario del teatro Cervantes, yo ya sabía que estaba ante alguien cuyo valioso trabajo representaba lo mejor de Andalucía, aunque no tuviera la medalla de la Junta. Me alegro de que al menos la tenga en vida, y espero que la enseñe con alegre orgullo a quien vaya a visitarle a la residencia de tercera edad en la que hoy vive en su Cazorla natal.

Las Mil y una coplas

Por lo demás, valió la pena oír cantar a Estrella Morente, como si fuera parte del himno andaluz, que las cuerdas de las guitarras lloran por Paco de Lucía… En el teatro Alameda de Málaga también hubo una guitarra con crespón negro en el espectáculo Las mil y una coplas. No se pierdan esta teatral y divertida recuperación de la copla que Eduardo Banderas conduce verso a verso. A propósito, María Lozano se sale y brilla como si no sólo fuera «la malagueña rubia de la copla»… Porque hoy es sábado.