El caso de algunos proyectos científicos al servicio de regímenes totalitarios es conocido dentro de una extensión sin control de ciertas prácticas o experimentos por quienes justifican los medios en la búsqueda de objetivos no del todo confesables. Pasa como siempre: al final el sistema se pervierte y lo que podría interpretarse como un avance de la medicina se está convirtiendo en un lucrativo negocio para algunos particulares o profesionales sin escrúpulos. Algo parecido sucedía hace un par de años en la India dónde el cadáver de una niña británica regresaba a su país sin órganos después de una intervención médica, en un país en el que la venta y el tráfico de órganos está a la orden del día. Incluso se llegó a barajar que la niña fuera asesinada directamente para comerciar con sus órganos. Quizá el caso pudiera trasladarnos igualmente al oscuro episodio de ciertas clínicas en el estado de Kosovo donde por sistema se extraían los órganos a los soldados prisioneros para el comercio del trasplante.

Existen opiniones interesadas frente al hecho de que la ciencia y la ética deben ser compatibles y frecuentemente se alegan cuestiones religiosas cuando todos sabemos que los límites éticos exigen que el hombre sea tratado siempre como un fin en sí mismo y no como instrumento al servicio de otra finalidad. Algo parecido también a lo que haya podido pasar con el reciente escándalo de Valencia, determinante donde los haya, por presuntas implicaciones en una operación en la que algunos inmigrantes aceptaban donar parte de su hígado por 40.000 euros. El ejemplo tampoco haría descartable que el mercado negro de órganos ha llegado a nuestro país. De lo que cabe deducir que existe una red de complicidades que incluye un equipo médico para extraer los órganos que después se comercializan. El llamado modelo español de trasplantes ha llevado a nuestro país, desde niveles medio-bajos en donación, al primer lugar del mundo, con tasas de donación y trasplante el doble que la UE. Ciertamente que la sanidad española funciona bien en los grandes hospitales con el abordaje de problemas médico-quirúrgicos del más alto nivel, haciéndola comparable a la de cualquier centro de los países más desarrollados. Todo eso es cierto. Pero... Toda intervención quirúrgica conlleva una buena factura económica en beneficio del médico que ejecuta la intervención. O lo que es lo mismo, el frío negocio de los trasplantes podría estar siendo una triste realidad.