Imposible robar en españa

Acabo de llegar de Finlandia y Suecia. Qué envidia. Ahí los políticos no pueden aprovecharse de su cargo para sacar más dinero. No tienen más remedio que ser honrados. El milagro se debe a que Hacienda lo controla todo y no perdona ni a ricos ni a políticos. Está claramente al servicio de los ciudadanos. Pagan muchos impuestos. Pero están contentos, no se quejan. Porque reciben mucho del Estado, porque, además, saben que los ricos también pagan y en proporción a su riqueza y porque el gobierno resulta tan vigilado que tiene que ser justo.

España me aparece como el paraíso del descontrol. Los que mandan me resultan unos trileros. Trucos para timarnos y sacar más. Desde un registrador en excedencia con mañas para mantener su registro, ministros con negocios no ejemplares, alcaldes con cientos de millones de euros, pasando por Sicavs, sindicalistas en chanchullos y hasta un Tribunal de Cuentas inútil y tramposo. No me extraña nada. Porque mi experiencia profunda es que, si no hay control, acaba robando hasta Jesucristo. En Finlandia y Suecia tienen 3 veces más funcionarios de Hacienda que en España y enfocados contra el favoritismo. Más funcionarios de Hacienda y bien dirigidos serían la bendición para España. Hasta que pudiera haber políticos aprovechados. Qué descanso y cuantas ventajas. Tantas que nos resultarían muy baratos. Y la justicia reinaría.

Pablo Osés Azcona. Málaga

González y la corrupción

Felipe González ha afirmado que el aforar a Juan Carlos I para que sólo pueda ser juzgado por el Tribunal Supremo no es un privilegio, porque son jueces muy duchos y serios. Si no es privilegio ¿podemos pedirlo también los demás? Algún alma cándida podría atribuir tan necio argumento a una acelerada senilidad. Pero no: ese servilismo está en plena coherencia con su reciente predecir una convergencia del PSOE con el PP, su aceptar dinero de la empresa que privatizó, su lamentar el susto que para los hijos de los ricos pudiera suponer un escrache, sin recordar que los hijos de los desahuciados quedan en la calle, y un larguísimo etcétera.

De aquellos polvos de su largo mandato vienen estos pestilentes lodos en el PSOE y en España, empezando por su ya tan inaguantable corrupción, hoy tan patente con la reimputación de la infanta Cristina y la forzada dimisión de Magdalena Álvarez y Willy Meyer, hechos que, por lo demás, crean una cierta esperanza en el funcionamiento de la Justicia.

Paula Rosales Muñoz. Málaga