La Frontera Sur de Europa lleva llenando titulares de los medios de comunicación de medio mundo desde hace años. La gestión de la brecha social y económica que simboliza esta frontera hace que despierte la «curiosidad» del mundo entero y más si tenemos en cuenta las «situaciones extraordinarias» que sirven como excusa desde hace más de 20 años para continuar con una política ineficaz que sólo genera dolor en ambos lados de la frontera.

En esta última ocasión, los titulares se mantienen desde hace aproximadamente dos años. En septiembre de 2012, 73 personas de origen subsahariano accedieron a territorio español ocupando la Isla de Tierra, siendo expulsadas y puestas en manos de las autoridades marroquíes de forma cuando menos discutible, el día 4 de ese mismo mes. Desde entonces, hemos asistido a numerosas crisis en las vallas de Ceuta y Melilla, a la aparición de barcas de juguete, embarcaciones «desaparecidas» (cruel eufemismo que invisibiliza la muerte de miles de personas) o incluso al drama de las 15 personas fallecidas el pasado 6 de febrero en Ceuta y sobre el que a día de hoy sigue instruyéndose el sumario para aclarar lo que allí sucedió y se depuren (así lo esperamos quienes estamos personados en la causa) las responsabilidades oportunas.

¿Cuál ha sido la respuesta política a estas soluciones? A día de hoy,y a pesar de apelar unos y otros a la necesidad de soluciones europeas europea, a día de hoy ni se ha concretado. Ni ha aparecido dentro de la agenda de la última campaña electoral europea.

Para incidir en esta situación nace de Migreurop (Andalucía Acoge, APDHA, CEAR, Elín, SOS Racismo) la iniciativa: «Por una solución europea al drama en las fronteras de Ceuta y Melilla: cuatro medidas urgentes y realizables».

Una propuesta que pasa de la denuncia a la propuesta, lanzando cuatro medidas sencillas, aplicables políticamente, y asumibles por el conjunto de la ciudadanía. Propuestas que pueden eliminar el «ruido» de los titulares durante unos meses dando solución a las personas que están en tránsito en la actualidad y que están padeciendo en toda su dureza estas políticas de externalización de fronteras. Hablamos de medidas tan lógicas como facilitar la reagrupación familiar, la obtención real de visados en África, de la protección internacional€ Se trata, en definitiva de poner el foco en las personas que se encuentran en situación de emergencia humanitaria y garantizar el respeto de sus derechos y el acceso a una adecuada protección. Nada que suponga una revolución.

En paralelo, apostamos por la creación de una mesa de diálogo internacional e inclusivo en la que poder discutir medidas y políticas alternativas que no se centren en los efectos de las migraciones a través de medidas de control y externalización de fronteras y sí en las causas de las mismas y que puedan ser válidas para el conjunto de situaciones similares que se están viviendo en otras zonas de la frontera sur. Quizá de esta forma, podamos ser capaces de no tropezar por enésima vez en la misma piedra, y dentro de unos años no sorprendernos de que muy probablemente, si seguimos haciendo lo mismo en nuestras fronteras que en los últimos 20 años, no debamos esperar un resultado diferente.

*Mikel Araguás es secretario general de Andalucía Acoge