El paso por el colegio nos ha marcado a todos. Comienza septiembre y en nuestra cabeza salta el tópico del inicio del nuevo curso. Ya sea político, educativo, vital o deportivo. Los quioscos se llenan de coleccionables para acabar un año después, los gimnasios aumentan las matrículas, los políticos velan armas dispuestos a arañar un puñado de votos y la vuelta de vacaciones hace que nos planteemos un reinicio después de un mes en barbecho. Es más, no entiendo que nadie haya planteado ya trasladar el final de año al 31 de agosto, mucho más lógico que en diciembre.

Septiembre es un mes de comienzos, también de llantos para los más pequeños que inician la guardería, pero también de finales. El final de muchos contratos de trabajo temporales para atender la llegada de miles de turistas a Málaga y la Costa del Sol. Los buenos datos de ocupación y gasto tienen fecha de caducidad y esa es septiembre. Empieza un nuevo curso también en las listas del paro y ahora es cuando se pondrá a prueba de verdad la recuperación económica.

Vivimos en un país en el que la crisis ha puesto de relieve la debilidad de su economía. La construcción ocupó demasiado espacio e importancia durante mucho tiempo. La industria no se desarrolló como debía, el campo se abandonó, las clases se vaciaron y miles de jóvenes fueron atraídos por la llamada del dinero fácil y la demanda de trabajadores no cualificados. Todo eso se terminó de golpe y porrazo y miles de trabajadores han sido abocados al paro sin formación ni experiencia laboral más allá de la construcción. Y esta, hay que hacerse a la idea, no se va a recuperar en décadas.

El gran problema de España no es el paro. Es la falta de trabajo. Parece igual, pero no lo es. No hay economía para asumir a los parados que tenemos. Sólo hay alternativas en el empleo temporal y, frecuentemente mal pagado, de la hostelería y servicios. Eso no asegura una recuperación económica, sino un parcheo según los meses y una precariedad alargada en el tiempo. El empleo de calidad es ya una quimera. Hay gente preparada, pero no hay suficiente industria ni empresas para asumir a esa fuerza laboral. El paro es consecuencia de la falta de economía para asumir más trabajadores, no sólo por la crisis. Resolver eso es la clave de la recuperación. Septiembre es un buen mes para empezar a dar soluciones. De una vez.