Qué estará haciendo ahora el tenor que inaugure el auditorio de Málaga? Tal vez ande enredando con el chupete. Lo más seguro es que no haya ni nacido. Ayer el pleno del Ayuntamiento aprobó por rara unanimidad decir no a la propuesta de la Autoridad Portuaria de permitir en San Andrés edificación de viviendas. Los rectores del Puerto deseaban sanear cuentas y hacer de la zona un barrio, un entorno más: pisos, oficinas, bares, tiendas. Veremos cuánto tiempo queda yermo y varado, solitario el solar del futuro auditorio. Como diría un expresidente de la Diputación, que solía aplicar la máxima a asuntos muy diversos, construir un auditorio «no es un huevo que se echa a freir». No tenemos ni sartén. No hay consorcio ni dinero. Hay voluntad y un solar. Uno está a favor del auditorio. Pero es tanto como estar a favor del cielo azul. El auditorio funciona como ensalmo o bálsamo o falsa promesa. Como ilusión. Es probable que Paulino Plata, presidente del Puerto no esté muy contento con lo expresado por su compañera de partido, María Gámez, que ha rechazado frontalmente que se construya en la zona. Bueno, frontalmente y lateralmente. El Gobierno decidió limpiar y liquidar fronda administrativa y liquidó el consorcio para el auditorio de Málaga. Ahora, el alcalde, Francisco de la Torre, está enviando cartas a las administraciones para que sean sensibles al proyecto. Conociendo el cariño que le tienen en la Junta, es probable que la misiva haya ido a parar al archivo, sección papelera. El alcalde o alcaldesa que inaugure el auditorio estará ahora tal vez en la guardería o en una Facultad aprendiendo nuestro nunca bien ponderado y rico ordenamiento jurídico. O cómo se hace un puente o cuales son los principales ríos de la Península. A lo mejor es un chavalote de Podemos o un joven concejal de la actual Corporación. Por poder, puede que esté incluso siendo ahora engendrado por coyunda placentera en un cómodo piso de nuestra querida ciudad o alrededores. Las cosas ya existen cuando se les pone nombre. Málaga tiene auditorio. Por la vía de la intención. Y por tener suelo reservado para ello. Igual que todas las ciudades quieren un Guggenheim, todas querrían un auditorio tipo Sidney, con su blancura de postal y esa lograda imitación de las velas de una embarcación. ¿Quién será el arquitecto que lo diseñe y lleve a cabo? Ayer en el pleno se jugaba una importante parte del diseño futuro de Málaga. No se cedió como antaño en tantos sitios al toma el dinero y corre. O sea, deja construir y así ingresamos. Ayer renació el auditorio. El pleno bien puede ser tomado como su primera función. Una vida hasta que se inaugure.