Tal vez a esta hora esté en una amplia habitación dando vueltas y vueltas. Caminando de un lado a otro como un gato enjaulado. Andando meditante pero maldiciendo a ratos. Bramando. Pensando. Recordando. Quizás reciba algún whatsapp de ánimo. En determinadas ocasiones cruciales de la vida, lo importante de verdad son los mensaje que uno no recibe. Los que echa en falta. Los que fueron, uno ahora lo sabe, amigos de conveniencia o conmilitones del triunfo. Chaves se mesará esas barbas que se ha dejado tan a la moda. Se ve abocado a la foto. En el Supremo. Él. Después de tantos años y desvelos, de colocar a tanta gente, de ganar tantas elecciones... pensará; después de tanto como le deben. Qué injusticia, dirá. La fría máquina judicial, lenta como paquidermo, memoriosa como aquel personaje de Borges, placable en no pocos lances pero implacable en este contexto social, avanza hacia él y va a aplastarle cualquier atisbo de prestigio y prestancia, camaradería y hasta casi asidero en la historia del Sur peninsular, que gobernó añazos con poder total. Él, que esperaba a las visitas al fondo del antedespacho ojeando un libro distraída y fingidamente, esperando sin levantar los ojos hacia el visitante hasta el momento justo mientras éste avanzaba por el largo camino hacia donde él estaba de pie junto a su mesa. En aquel despacho donde había fotos de Felipe González y el clan de la tortilla, uno de cuyos últimos rockeros se fue anteayer del Congreso aplaudido como se aplaude a un viejo rey de la tribu al que antaño se temió y al que ahora se le reconoce como parte de un entramado político que tal vez ya no va a ninguna parte. Chaves ante el Supremo. Y Griñán y Zarrías. Claro que, barruntará, ha obtenido una pequeña victoria contra Alaya: el Supremo ha atendido al criterio de la Fiscalía, contrario al de la juez, y ha aceptado hacerse cargo de la parte del sumario que afecta a los parlamentarios nacionales: él, José Antonio Viera, Mar Moreno y los citados Griñán y Zarrías. Susana Díaz no está ante la tesitura de matar al padre. Si no también al tío, al primo y a los sobrinos. Unos le piden que los haga dimitir y los expulse del partido. Vaya final de película para los protas de tantos años en Andalucía. Otros le solicitan que haga lo mismo que el PP y proteja a los suyos. No están imputados pero en este estado de aluvión de titulares mañaneros sobre el estado del lodazal para el imaginario ya están en el olimpo reverso, en el sucio. Un nota de UPyD pidió elecciones autonómicas anticipadas. Chaves ante el Supremo.