El jueves pasado discutíamos desde la cordialidad varios amigos respecto a las valías de los dos sietes blancos. Unos valorábamos al portugués como el mejor goleador del Real Madrid en su excelsa historia y otros le otorgaban tal condición al madrileño. Y es que, en realidad, son tan iguales en su eficacia como diferentes en sus formas.

Raúl ha sido un fenómeno desde sus notables condiciones y quizás solo llegue a la matrícula de honor en ambición y profesionalidad. Nunca ha sido el más potente en su disparo ni en sus remates de cabeza, ni el más rápido ni el mejor driblador, ni tan siquiera el de mejores condiciones físicas. Pero, siendo notable en todo ello, la inteligencia, la colocación en el área y esa décima de segundo que le hacía llegar aunque fuera con la uña al balón en el momento decisivo eran sus cualidades sobresalientes. Y una virtud más le ha adornado siempre de cara al exterior: la humildad, aunque seguramente no será así en sus planos más personales. Aparte de todos sus records, cuya objetividad hablan por él, rivales en el terreno de juego y en devociones de clubes, como el propio Guardiola, le han señalado reiteradamente como el mejor futbolista español de todos los tiempos. Y eso son palabras mayores.

Cristiano es otra cosa. El luso sí es sobresaliente en su disparo y en sus portentosos remates cabeceros, así como en su velocidad y potencia y en las prodigiosas condiciones físicas que atesora. Sin embargo, en aquellas otras virtudes que engrandecen a Raúl no es de los más destacados. Su carácter, por ejemplo, le juegas malas pasadas a veces. Y su egolatría. Pero, en todo caso, somos muchos los que pensamos que no solo es el mejor goleador en la historia blanca, sino que también lo es en el fútbol mundial. Sus promedios de goles salen a más de uno por partido y lleva ya media docena de años en esos niveles; no es una casualidad que acumule ya tres botas de oro y que vaya a por la cuarta esta temporada. Inigualable. Su único punto débil es que no juega en una selección que pueda aspirar a reinar en el orbe futbolero. ¿Qué sería ya en la historia de los laureles si hubiera nacido brasileño, italiano, alemán o penúltimamente español? Pues que estaría a la altura de mitos como Pelé sin que tampoco sean comparables en su juego aunque sí, como en el caso de Raúl, en su eficacia de cara al gol. Otros jugadores con menos tiempo en la pomada y su trayectoria en clubes, como los goleadores brasileiros Ronaldo -sobre todo- o Romario, ocupan lugares señeros en el panorama futbolístico mundial por sus éxitos con la canariña.

Así que, si a Raúl se le puede considerar el mejor goleador español de todos los tiempos, a Cristiano hay que dejarle ese mismo laurel a nivel mundial.

Hablamos de goles, porque si de futbolista completo se tratara no tengo ninguna duda de que otros como Kubala, Di Stéfano, Luisito Suárez, Cruyff, Messi, Maradona o el propio Xavi Hernández, por no ser exhaustivo, están por encima de ellos.