Accidente y discriminación

«Confundió el acelerador con el freno y empotró su coche contra un mercado. Era negro». ¿No es este suelto de prensa una intolerable discriminación? Sin embargo, estudiado un caso concreto en serio, podía haber influido su raza, porque, más pobres y discriminados, muchos negros aprenden más tarde a conducir, y tienen más presión social y en su trabajo con el coche; per o discriminarlos no sólo es inhumano, sino que también prolonga su marginalidad y provoca más accidentes. Algo que ocurría en parte antes con las mujeres, que aprendían más tarde y sufrían más críticas machistas al conducir: «¡Mujer tenías que ser!».

En este caso, esa noticia sesgada atribuía en realidad la causa del accidente no a la raza, sino a la edad. «Tenía 75 años». Por supuesto, con la edad disminuyen los reflejos, aunque aumenta la experiencia y prudencia. Y hoy los 75 años no suelen acarrear una notable decadencia. En todo caso, ahí está los exámenes médicos obligatorios, que son más frecuentes para los mayores. No sólo, pues, es aún más injusto discriminar a las personas, y también peligroso para todos por aumentar la presión y nerviosismo al conducir de ese grupo de personas, sino que, a la larga perjudicará a esos mismos críticos cuando lleguen a esa edad.

María Faes Risco. Málaga