El sábado corrió los 220 metros, saltó sobre el muro incluido, en 38 segundos. Cogió, de un salto, la segunda moto para tratar de hacer la pole position, después de que pasase por la meta y solo faltasen siete segundos para que concluyese el entrenamiento. Apretó los dientes, peleó y bailó sobre su Honda RC213V y, finalmente, volvió a lograr el mejor tiempo.

Y, el domingo, en carrera, después de dejar que Andrea Dovizioso (Ducati) mandase en las tres primeras vueltas, cogió el mando del grupito, se acomodó en su moto, retorció, solo ligeramente («la carrera no fue muy rápida porque el clima y la pista no estaba demasiado bien», dijo el tetracampeón catalán), su muñeca derecha, soltó sus pies de las estriberas, meneó el culo sobre el sillín, rozó con rodillas y codos y se fue. Se fue uno, dos, tres y cuatro segundos.

Y, a partir de ahí, se limitó a rodar como todos los que le perseguían.

El nen de Cervera sumó su victoria número 20 en el Campeonato Mundial de MotoGP en 38 participaciones, empatando con su ídolo, el norteamericano Freddie Burdette Spencer, al que, en el año 2013, sustituyó como el campeón más joven de la categoría reina. Marc Márquez obró esta nueva conquista ante los ojos de los actores de Hollywood Keanu Reeves y Tommy Lee Jones.

Fue, en efecto, no solo un sábado prodigioso, veloz, fugaz a pie y sobre la moto, sino un domingo espectacular. Fue un sábado de Matrix y un domingo a lo Men in Black. «Me encanta Marc Márquez, me gusta su determinación, su agresividad sobre la moto y lo mucho que arriesga», dijo el actor norteamericano en la parrilla de salida. «Muchos daban por descontada esta victoria pues había ganado en los dos grandes premios anteriores que se habían disputado aquí, pero he sudado lo suyo, sobre todo durante todo el fin de semana», relató el piloto de Cervera, que suma su octavo triunfo en ocho participaciones en tierras estadounidenses.

Alguien recordó la frase que el mítico expiloto norteamericano que Freddie Burdette Spencer le dedicó al piloto catalán de Repsol Honda, Marc Márquez, cuando mejoró su récord de precocidad: «Es posible que solo con palabras no podamos describir la transición de la luz al atravesar las nubes cuando el sol se pone sobre el mar. Al igual que el sol, todos tenemos un camino, un destino, un propósito y una responsabilidad. Gracias, Marc Márquez, por recordarnos por qué miramos la puesta de sol».