Paseo por la calle Larios malagueña. Una chiquilla mira unos pasteles con deleite de animalillo hambriento. Aunque los mire en blanco y negro aquella niña que mira tenía los ojos azul Málaga. Se llamaba entonces Marisol y mira en la fotografía los pasteles con apenas 11 años. Aunque paseé ayer entre nublados por la exposición «Detrás de la pantalla» (Medio de siglo de cine en Málaga 1950-1998), la mirada de Marisol siempre es en la foto un Rayo de sol. Así se llamó su primera película (por la que se llevó el premio de Interpretación Infantil, ni más ni menos que en Venecia, a pique de entrar ella y este país en la pasada década de los 60).

A punto he estado de escribir sobre el gran fraude de los ERE, según Griñán, o sobre el «yo no vi nada ilegal» de Chaves (qué gran historia para un guión la de esa divergente amistad que está, o al menos estuvo, detrás de los ex altos cargos que ocuparon ambos) Incluso he llegado a teclear las palabras «vara» «de» y «medir» sobre la negativa del ministro De Guindos a hablar del presunto blanqueo fiscal de Rodrigo Rato. Pero el recuerdo de la mirada de esa niña, el de sus encendidos ojos azules que aún perduran en la cara de la hoy definitivamente Pepa Flores, me ha robado la columna.

Cuando escribo, me vuelve a la memoria un salón de piso humilde de barrio, mi hermano muy pequeño a mi lado en el sofá de eskay, cierta aura feliz de sábado por la tarde y aquella Marisol de la foto cantando «corre corre caballito» mientras conducía un cochecito tirado por un poni en aquella primera película que la catapultó a la fama, para bien y para mal. Marisol cabalgando de una punta a otra de aquella primera tele que tuvimos en casa, de marca Invicta (fabricación nacional, de ahí quizá el nombre elegido para epatar con la España victoriosa) y «botonadura de oro», que no duró dorada mucho tiempo.

La exposición que nos recorre por calle Larios, con sus instantes congelados en aquellos años por los grandes fotógrafos de la agencia EFE, debidamente contextualizados en sus fichas de texto, nos muestra las huellas de la relación del cine con Málaga desde el nacimiento del fenómeno turístico estival hasta el año en que se inauguró el primer ´Festival de Málaga´. Resulta sorprendente descubrir a grandes estrellas de Hollywood en momentos casi íntimos, cuando estaban en Málaga por el rodaje de una película o descansando más o menos de incógnito en la Costa del Sol: Sinatra en El Chorro, Richard Burton en el Marbella Club, Raquel Welch bailando flamenco en un tablao de Mijas, Audrey Hepburn en la plaza de La Malagueta, etc.

Pero la mirada de Marisol, como un rayo de sol recorriendo con el galope de un caballito mi memoria sensorial, la memoria de quienes fuimos niños frente a la pantalla en blanco y negro que sus ojos iluminaban de azul, me ha cambiado hasta el artículo.