A España, ese país al que parece que no quedan razones para no avergonzarse, siempre le queda media vuelta de rosca. Lo mismo le enseña a Marruecos los testículos de la guerra cuando un grupo de desgraciados ocupa el islote de Perejil que después se caga encima cuando otros tantos de Israel matan a un soldado español con un saco de bombas. Seguramente, el caso del cabo Francisco Javier Soria Toledo, el soldado malagueño de 36 años fallecido en enero en el sur de Líbano durante un ataque israelí sobre Hezbolá, no será el único, pero es especialmente sangrante. No han pasado ni tres meses desde que el ministro de Defensa, Pedro Morenés, colocara la Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo sobre el ataúd de Soria para que los dos países hayan despachado el incidente como muchos se temieron desde que se supo que las bombas no eran libanesas.

Qué difícil, o no, debe ser ponerse en todo el pellejo que luce Morenés, la viva imagen de la cobardía y el sometimiento durante las últimas dos semanas. Primero resumió que el cabo Soria murió por varios errores del ejército hebreo, que, en palabras que salieron de su boca, asumió un riesgo excesivo como distancia de seguridad de menos de 500 metros con respecto al objetivo. De ese cuidado lenguaje también puede interpretarse una acción temeraria, más cuando los artilleros no tenían posibilidad de efectuar corrección del tiro, no tuvieron en cuenta ni los márgenes de error del viento, ni el alzado de las instalaciones de la ONU en las que el cabo acababa de iniciar su guardia. Le faltó pedir disculpas a Israel por matar a un español.

La familia del militar, que además de una explicación «tibia y fría» quiere un responsable, provocó el miércoles unas de las respuestas que más soledad pueden despertar en una madre, una viuda y una huérfana recién nacida. Morenés dijo que respetaba la decisión de que denuncien al ejército israelí ante la Audiencia Nacional y dio a entender que con él y con el Gobierno no cuenten. Que ya es un «éxito absoluto» que Israel haya decidido indemnizarles.