Vuelve un año más, como las golondrinas de Gustavo Adolfo Bécquer, para asomarse al balcón más importante de los prevencionistas, el 28 de abril, Día Internacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo.

Día de reflexión, de quejas y denuncias, de reivindicar para contemplar y analizar y desear, con nuestras palabras, llamar a los cristales de la Administración para que desarrolle políticas públicas preventivas y vuelva a ser fuente de recursos y de acciones para que las condiciones de trabajo no sean causa de accidentes y enfermedades profesionales y se cobren la vida y la salud de los compañeros y compañeras que no volverán, al tajo jamás, como las golondrinas que aprendieron nuestros nombres.

Nos encontramos ante un año especial porque estamos de cumpleaños, nuestra Ley de Prevención de Riesgos Laborales cumple su vigésimo año. Ha sido larga la andadura y tenemos días, meses y años para pensar si se han cumplido los objetivos por lo que fue creada. Si su principal característica estrella dentro de su rosario normativo ha permitido cumplirlo y si ha dejado de ser una norma reparadora del daño para pasar a ser una norma preventiva y proteccionista de la salud.

Ha costado mucho tiempo implantar la cultura preventiva y que todas las partes implicadas reconozcan el valor de tener una sana y fuerte estructura preventiva en las empresas, así como los beneficios que reporta; que el trabajador también la exija y que la Administración dote y lidere la gestión en la prevención de riesgos laborales.

Pero después de 20 años, esta cultura preventiva anda coja porque siempre se mueve en el mismo plano, el de la burocracia. Somos expertos en tener montones de documentos justificativos, de acciones teóricas que realizamos porque nos lo exige la ley; se acaba el plazo porque nos visita la Inspección de Trabajo y cumplir, meramente cumplir y mentir. No vamos más allá buscando una prevención práctica y no justificativa, donde se impliquen empresarios, profesionales, servicios de prevención independientes, jueces, fiscales, mutuas, médicos y técnicos de prevención, coordinados en el avance y siendo partícipes del asesoramiento técnico y con la Inspección de Trabajo como consultora y sancionadora.

Y ya toca, porque va a llegar el momento en el que no vamos a saber qué ley más crear, ni que protocolo mejorar o perfilar. Es el momento de saltar a la arena, de aplicar firmemente la normativa en los centros de trabajo y beneficiar a lo más importante del mundo laboral: los trabajadores y trabajadoras.

CCOO, organización sindical fuertemente comprometida con la salud laboral, se suma el 28 de abril a todas las voces que denuncian que los recortes son incompatibles y atentan contra la democracia y la salud en el trabajo. Esta reforma laboral ha traído precariedad, miedo a perder el puesto de trabajo y un presentismo mayor en las empresas, donde han disminuido los accidentes graves y han aumentado en demasía los leves, con pérdida de calidad e independencia de los servicios de prevención y una vigilancia de la salud tardía o nula.

Estamos en retroceso de derechos históricos y de logros obtenidos en épocas anteriores, por lo que necesitamos un cambio de rumbo y que la Junta de Andalucía vuelva a hablar de prevención, de dotar de herramientas y de recursos a los organismos técnicos y de potenciar la Inspección de Trabajo, incrementando su número y su especialización para acercar nuestra ratio a la de los países europeos.

La Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO de Andalucía pone su granito de arena en este cambio de rumbo: la necesidad de un Observatorio de Agresiones al personal sanitario y sociosanitario para visualizar el problema de la violencia en cualquier ámbito; la impregnación del género en las evaluaciones de riesgos inicial y específica, como la psicosocial, principal riesgo del profesional sanitario y que en las adaptaciones de puesto de trabajo por accidente de trabajo o enfermedad profesional, con pérdida de salud, un trabajador no vea mermada su retribución, soportando las consecuencias de un acto que no han propiciado.

CCOO también ha renovado sus delegados de prevención con más formación y fuerza suficiente para realizar propuestas incansables en las mesas de negociación, como en el caso del ébola, donde solicitó la convocatoria urgente de los comités de seguridad y salud para debatir con transparencia informativa un procedimiento de actuación. Asimismo, esta organización sindical ha impulsado la creación de comisiones de acoso laboral en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), visitando los centros de trabajo y detectando deficiencias. Es nuestro deber y obligación.

*Rosa Mª Marín es responsable de Salud Laboral de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO de Andalucía (FSS-CCOO Andalucía)