Supuestamente ha llegado a España la cultura del pacto político, pero la cosa por ahora va de boquilla, como se está viendo en Andalucía. Ha habido miraditas, diálogos con intención y algún toqueteo, pero una cosa es el chau, chau, chau y otra el cha, cha, cha. Los partidos emergentes en el fondo son muy de antes, tienen varias novias o novios pero no se dan, pensando que si pierden la virginidad luego ya no encontrarán la pareja soñada. Lo malo es que lo de Andalucía puede ser sólo un anticipo, pues, igual que nadie se empareja con Susana para no perder el virginal encanto en las locales, los emergentes pueden ponerse así de estrechos tras las locales y regionales para no perder encanto cara a las generales. Aunque también puede pasar que el personal se desencante de tanta avaricia con el dichoso encanto, como anduvo en un tris de ocurrirle a Julia Roberts en el filme del título.