Es ayer, Susana Díaz camina hacia el abrazo de sus antebrazos por parte del alcalde de Málaga, que la recibe desde la embocadura de la escalinata del ayuntamiento. Los dos se encuentran. Ambos se miran agarrados, casi a la sombra de dos palmeras y un almez. El almez es un árbol Mediterráneo y sus pequeños frutos redondos los denominábamos «almencinas» en el colegio al que iba el niño que fui. Un hombre siempre igual de viejo las vendía al salir de clase, junto a pequeños tallos leñosos de «palodú», como llamábamos a las ramitas cortadas de regaliz.

Sí, ya sé que estaba hablando de la visita oficial al alcalde Francisco de la Torre que, recién investida al fin, trajo ayer a la presidenta de la Junta de Andalucía a Málaga. Eso le permitió caminar junto el parque con su hijo en las entrañas (lo sé, lo sé, nunca normalizaré el milagro de la vida) y pararse casi a la sombra de un almez, el árbol del que han caído sobre el artículo almecinas de mi niñez y el palodú suficiente para hacerme sentir que lo mastico y que tengo la lengua amarilla, como le pasaba a Proust en su magna En busca del tiempo perdido con la magdalena empapada en te, que eternamente le retornaba a la infancia. Al palodú se le han dado muchos nombres. Algunos de ellos que, aún hoy, usan niños de otros lugares son: alcazuz, fendoces, melosa, orojué, ororuz, orozuz, palo dulce o palo luz. Qué hermoso mundo el de las palabras. No confundir con el gastado ambiente de la palabrería habitual.

Susana no dejó de sonreír. Tiene fuerza y como el embarazo no es una enfermedad parecía saludar por dos. Sus técnicos y acompañantes se mantenían un paso atrás, como es habitual, pero sus rictus eran en contraste demasiado serios. De la Torre, cariñoso en todo momento con la presidenta, le tenía preparadas tres cartas y las tres empezaban «Estimada Presidenta, con motivo de tu visita a este ayuntamiento quiero trasladarte una serie de asuntos que están pendientes de resolver en esta ciudad que dependen de la Comunidad Autónoma que tú diriges» y acababan igual: «Esperando que tengas muy en cuenta estas necesidades de nuestros ciudadanos, te envío un cordial saludo». Las cartas hablaban del proustiano saneamiento integral (siempre retornado y nunca terminado), de vivienda social, realojos y desahucios, y de la necesidad de una renta básica para los desclasados en Andalucía, comunidad que soporta 11 puntos más de pobreza que la media nacional. Ésta podría haberla firmado Podemos.

Parece que todos podrían firmar lo que ahora firman para poder gobernar. También resulta raro darle tres cartas en mano a quien tienes agarrada por los antebrazos bajo un almez, pero así son las cosas y los gestos de la política, raros. Ojalá recuperen el tiempo perdido y no se vuelva a perder el tiempo, aunque tanto en el caso de Susana Díaz como en el de Paco De la Torre sea por culpa de Ciudadanos.