El alcalde de Málaga ha dicho que «hay vida fuera de la política». Es como si yo digo que hay vida en otra galaxia. O sea: es bastante probable pero ni el alcalde ni yo tenemos constatación cierta de tal hecho que nuestras afirmaciones constatan. Conociendo a De la Torre estará pasando un mal trago teniendo que mandar a peor vida a quienes siendo jóvenes pensaban estar en política toda la vida. Ser alcalde tiene estas cosas. Ser preso de un pacto que te ha granjeado la investidura, también.

El alcalde de Málaga atesora importantes trofeos en la modalidad de repesca. Nótese que siendo tan amante de esa modalidad de pesca también es aficionado a eliminar delfines. A los suyos, en concreto. No sabemos si el regidor va a enviar al Instituto de Formación y Empleo(Imfe) a los sin cargo. Tampoco sabemos si el tal instituto, como el del Taxi o el del Libro van a pasar a mejor vida. La palabra vida se abre paso en esta columna en la que estamos comentando la posible muerte política de unos yogurines no electos o simplemente no electos sin juventud que vivaquean en el cosmos municipal, que llevan años viviendo de la política salgan o no salgan concejales; pero a los que ya les va faltando el aire, dado que el 31 de diciembre Ciudadanos los quiere en la calle. Seguro que se apiadan y los dejan hasta el dos de enero, con lo mal que se está en la calle el uno, fiesta, todo cerrado, resacón y tal. Ya mejor se ponen el dos con la fresquita a buscar empleo.

El alcalde ha dicho que se van a ir, pero lo ha hecho paternalmente, diciendo en rueda de prensa que es amigo de los que se van y que seguro que se abren paso porque están preparados y hasta tienen títulos. De la Torre se nos pone en plan coaching o entrenador personal, tal vez en modo gerente de empresa de trabajo temporal. A los directivos con un sueldazo de no te marees no les dice nada de que se busquen la vida y que tienen títulos. Ni siquiera se muestra dispuesto a rebajar emolumentos. Da la impresión de que el gobierno de la ciudad de Málaga está paralizado, todo el día enredadas sus altas esferas en ver donde hay michelines en el escalafón por ver de meterlo en cintura. Los jóvenes y no tan jóvenes canteranos del PP que esperaban seguir cuatro años en las direcciones de distritos o en empresas municipales y semejantes, recriminan ya no por lo bajini lo que consideran escasa energía del alcalde para negociar. Hay vida fuera de la política. No sabíamos que el pacto con Ciudadanos incluye que el alcalde tenga de cuando en cuando que renegar de sus principios y humillarse en rueda de prensa. O sea, con balcones a la calle.