No resulta fácil hablar de oportunidades de empleo en primera persona dado los cambios que está experimentando mi vida laboral. Escribo justo cuando se cumplen seis meses desde que me enrolara en un proyecto IGG del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), unas iniciativas catalogadas como generadoras de empleo con un carácter general y social. Son programas que dan un balón de oxígeno a personas con un largo periodo sin empleo que refleja también la valentía de las organizaciones sociales que los impulsan, a sabiendas de los retrasos en los pagos por parte de la Administración y las dificultades de la burocracia institucional.

Mi vinculación contractual con la Asociación Arrabal-AID termina ahora sintiéndome doblemente fortalecida, enriquecida y motivada por la oportunidad que se me ha brindado de poner en práctica mis conocimientos. He podido integrarme en un equipo interdisciplinar, que desde el principio me ofreció su apoyo y cariño, demostrando un valor y una confianza hacia mi perfil que desgraciadamente no es muy común en otros ámbitos.

Mi paso por una entidad especializada en acompañamiento laboral con personas en desempleo y en situación de riesgo de exclusión social me hace recapacitar sobre la problemática de cada uno de nosotros ante el reto de buscar empleo. Comenzando por mí misma y por mis compañeras Mayte, Sonia, Isa, Esther, Silvia y Vanessa, el programa +30 Empleo nos ha facilitado la reincorporación al mercado laboral, eso sí, en un período corto de tiempo.

Arrabal-AID abarca diferentes programas, iniciativas, acciones formativas y mucho más. Todo orientado a la inserción laboral de colectivos en riesgo de exclusión. Como educadora social y coach he tenido la oportunidad de formar parte de algunos de estos proyectos, como el Programa Incorpora de la Obra Social la Caixa, siendo técnica de Puntos Formativos.

En este tiempo he descubierto la importancia de los programas de autonomía personal, fomento de la confianza en nuestras posibilidades y aquellos que facilitan el acceso al mercado de trabajo a personas al filo de la exclusión. Una labor social vital para hombres y mujeres que no encuentran respuestas en ningún sitio y que sin estas entidades sociales estarían seguro más desprotegidos y, en muchos casos, condenados a sufrir la economía sumergida y la falta de oportunidades.

Organizaciones como Arrabal-AID se esfuerzan por no dejar atrás ningún colectivo y atender por igual a toda persona que busca empleo. Una misión social que contagian a gran parte de la sociedad e incluso del tejido empresarial, logrando la implicación de empresas para dar una oportunidad de reinserción a personas en situaciones difíciles, sin importar nada más.

En una época de crisis, no sólo los gobiernos deben implicarse para reducir el paro y crear empleo. Cada persona debe mantenerse activa, con entusiasmo y motivación sin olvidar su responsabilidad en la sociedad. Y lo digo ahora, a pocos días de volver al paro.

*Fátima Ruiz es educadora social y coach de la asociación Arrabal -AID