Si sabemos con detalle la trayectoria vital de cada vaca que nos comemos, ¿por qué no podemos hacer lo mismo con los periodistas cuyas opiniones nos tragamos a diario en las tertulias televisivas? Se llama «trazabilidad» al conjunto de procedimientos que permiten ir registrando la cadena de transformaciones de un producto desde su origen hasta que llega al consumo público. En las etiquetas de las bandejas de carne ya se incluye información que permite saber a qué animal pertenecen los filetes, dónde nació la res, cómo fue alimentada... Pues bien, exijo a las autoridades sanitarias que me ofrezcan la trazabilidad de ese periodista que está defendiendo la ley mordaza en «Los desayunos de la 1» dado el estado de «violencia callejera muy extrema» (textual, lo juro) que está sufriendo España. En la etiqueta sólo pone «Manuel Cerdán» y eso no es suficiente. Si puedo saber lo que ha comido una vaca a lo largo de su vida, ¿por qué no puedo saber de dónde ha cobrado la tertuliana que en el mismo programa acusa a Tsipras de usar la pobreza del pueblo griego para chantajear a Europa? En la etiqueta sólo pone «Edurne Uriarte».

A Francisco Marhuenda le encanta repetir una y otra vez que la primera pregunta a la que debe responder un economista es «¿y esto cómo se paga?». Seguramente tiene razón. Pero también es cierto que la primera pregunta que debe hacerse un espectador cuando oye a un contertulio opinar sobre política en televisión es «¿y a éste quién le paga?». ¿Qué piensos han comido durante toda la vida las dos reses de antes? No considero menos importantes ni dignas de menor precaución las cosas que me meto por los oídos que las cosas que me meto por la boca. Vivimos tiempos complicados tanto en la economía como en la alimentación, y los consumidores necesitamos tomar decisiones ante temas especializados y difíciles, de forma que la confianza que nos ofrezca la vaca y el periodista desempeña un papel fundamental en nuestras tomas de partido. Así que reclamo esa información antes de decidir si me los voy a tragar o no.