Alemania es realmente el mejor ejemplo de país que, en el curso de la historia, jamás ha reembolsado su deuda exterior, ni tras la Primera ni tras la Segunda Guerra Mundial». No lo dice Varufakis para irritar a Merkel. Lo dice Thomas Piketty en una entrevista justamente a un periódico alemán, Die Zeit. O sea, se lo dice a la cara. «Los conservadores, en particular en Alemania, están a punto de destruir Europa y la idea europea a causa de su sorprendente ignorancia de la historia», afirma el polémico economista. Una historia de impagos que deslegitimaría a Alemania para impartir lecciones a otros países. «Por lo tanto», insiste el entrevistador, «¿nos está diciendo que el milagro económico alemán se ha basado en el mismo tipo de ayuda que nosotros rechazamos prestar hoy a Grecia?» Y Piketty responde: «Exactamente».

Ahí queda la reflexión del autor de El capital del siglo XXI, azote de neocons y ultraliberales, o viceversa. «Europa se ha construido sobre el perdón de la deuda y la inversión en el futuro. No sobre la idea de la penitencia infinita. No debemos olvidarlo». Aumentan las voces que piden considerar una profunda reestructuración de la deuda pública griega, por impagable, y cambiar la espiral de préstamos para devolver préstamos por otro que dedique los fondos disponibles a impulsar la economía productiva de Grecia. O a crearla, porque haber, hay poca.