En este país tenemos un importante síndrome que viaja de norte a sur y de este a oeste: el síndrome del «pasado pisado». Y es que de poco sirve los méritos que hayas cosechado, lo importante es el momento presente y si en este instante ya no eres útil o simplemente no estás atravesando por una buena racha, prepárate a recibir palos hasta en el mismísimo carné de identidad.

Ejemplos hay para aburrir, sin ir más lejos la reciente despedida de todo un icono a nivel no solo nacional, también mundial como es Iker Casillas. El portero abandona el Real Madrid por la puerta no sé si de atrás, pero sí lateral, en vez de irse como lo hacen los grandes, con todos los honores. Para el ser humano eso de reconocer, premiar o valorar la trayectoria de su semejante, es algo difícil, lo lleva mal, muy mal si sobre todo hay rencillas personales de por medio, donde entonces todo se complica. El ser profesional en lo personal o empresarial implica un sinfín de detalles, metodología y mecanismos que si tuviésemos que hablar de ello aquí me faltarían líneas. Pero mas allá de eso, debe imperar el sentido común, que es el menos común de los sentidos. Especulemos por un instante... Al señor Florentino Pérez igual no le cae bien Iker Casillas, pero es de sentido común que todo un presidente de una institución como el Real Madrid sea capaz de apartar lo personal de lo que debería haber sido lo normal: una despedida en condiciones.

Pero no sólo pasa en el Real Madrid. En toda disciplina deportiva, el síndrome de «pasado pisado» nos lo podemos encontrar en cualquier club de baloncesto, fútbol, balonmano o waterpolo, pero es que además no se limita a que suceda con los jugadores, también pasa con la gente que trabaja para el club fuera de la pista, cuerpo técnico, marketing, comunicación, colaboradores externos, etc. La memoria es frágil, puedes estar haciendo algo bien durante un largo periodo de tiempo, que a poco que cometas un error puede significar tu tumba profesional. ¿Es injusto? probablemente, pero así funcionan las cosas en estos tiempos.

El síndrome de «pasado pisado» a mi juicio hace más mal que bien. Hay que saber disculpar, perdonar, comprender, reflexionar y después de todo ello, avanzar, por que de todo error nace una nueva oportunidad de mejorar. Muchas empresas o clubes deportivos acaban llevando a su personal a la lanzadera de salida por errores puntuales que de haber tratado bien, hubiesen quedado en anécdota y por qué no decirlo, en mejora para esa persona y el propio club/empresa. En estos tiempos todos nos hemos convertido en simples números, en pañuelos de papel desechables, de usar y tirar. Eso lejos de facilitar las cosas a nivel de crecimiento, lo entorpece a niveles siderales, pero lo primero suele ser más barato, aunque ya dice el dicho, «lo barato sale caro». La cura al síndrome de «pasado pisado» es el diálogo y sobre todo, la cordura.