Dice Joaquín Sabina que hay amores eternos que duran lo que dura un corto invierno, pero también hay amores eternos que duran lo que dura un corto verano como, por ejemplo, el amor al ciclismo de los que no amamos especialmente este deporte de dureza extravagante. Para algunos, el amor al ciclismo dura lo que dura el Tour de Francia (Teledeporte). Un amor eterno que dura tres semanas de verano. Un amor que va más allá de los «esforzados de la ruta», de la «serpiente multicolor» o de los estupendos comentarios de Carlos de Andrés y Pedro Delgado, empeñados tanto en contar con sabiduría las cosas que ocurren en cada etapa como en dar a entender poéticamente lo que pasa. Un amor eterno de verano que tiene que ver con las relajantes imágenes de la campiña francesa, con los hermosos castillos, con los pueblecitos tan ordenados como la caja de pinturas de un artista novato. Reconozco que veo el Tour de Francia por los paisajes más que por los ciclistas, y por eso propongo que el Tour de Francia se emita en Teledeporte para los que aman el ciclismo, y en Canal Viajar para los que disfrutamos con los viajes. No es lo mismo.

Los espectadores de Teledeporte se fijarán en lo que pasa en la carretera, mientras que los espectadores de Canal Viajar solo tendrán ojos para lo que aparece en los márgenes de la carretera. Ciclistas y bosques. Bicicletas y pueblos. Deportistas y castillos. Esfuerzo y paisaje. Y aún diría más. El Tour de Francia podría emitirse también en Canal 24 Horas si Yanis Varoufakis, el exministro de Finanzas griego, acompañara montado en su chulísima moto a los ciclistas improvisando metáforas sobre la crisis económica en el Tourmalet, señalando la importancia de los gregarios, recordando que en el Tour no solo existe el maillot amarillo, deteniéndose en el azar de las caídas y aprovechando los momentos de calma en el pelotón para reflexionar sobre quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos. El pelotón multicolor en Teledeporte, el paisaje francés en Canal Viajar y Varoufakis en moto en Canal 24 Horas. No está mal, para un amor eterno que dura lo que dura un corto verano.