Rajoy y Sánchez y sus aluviones de promesas

El presidente del PP no se ha parado en mientes para anunciar a bombo y platillo en su discurso que clausuraba la Conferencia Política de su partido un sinfín de promesas que han dejado a más de uno, dentro y fuera del partido, boquiabierto. «Has echado la casa por la ventana», que es lo que se suele decir en mi pueblo serrano y rondeño, cuando alguien se muestra dadivoso y manirroto en un acontecimiento familiar de cara a sus invitados.

Pródigo se ha mostrado en afirmaciones rotundas tales como la bajada sustancial del IRPF, amén de otras cargas impositivas que nos traían al común de la ciudadanía más que pesarosos y angustiados. «Los impuestos van a seguir bajando en el futuro», ha remachado, para que no quede resquicio de duda en la percepción de los oyentes. Pero resulta que esta canción machacona ya la habíamos oído antes y que, como sabemos, quedó en agua de borrajas.

Hubo una afirmación rotunda del presidente: «La próxima legislatura alcanzaremos los 20 millones de personas con empleo». Ahí es nada. Eso sí, si los los votos les son favorables a su partido y pueden continuar la senda de la recuperación económica ya iniciada. No duda Rajoy en afirmar que España ( se sobreentiende que si su formación política rige nuestros destinos en el futuro más inmediato) alcanzará en crecimiento a Alemania, Francia, Reino Unido ¡y a los mismos Estados Unidos! No se corta un pelo el presidente en recalcar tamaña afirmación.

¿Hay mimbres en nuestra economía, que hasta ahora ha caminado cojitranca, para que esto suceda o no son sino promesas vanas sin fundamento al albur de lo que puede suceder en las elecciones generales cuya cercanía ya se atisba en el horizonte? ¿Son promesas electoralistas formulada para atraer al redil del partido a las ovejas descarriadas? Es lo que nos parece, porque promesas ya las hubo antes y todo sabemos en qué acabaron.

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, por su parte, no se ha cortado un pelo en afirmar que de ganar las próximas elecciones generales, creará lo que él llama «un ingreso mínimo vital» destinado a las personas sin recursos, y que se dotará con una cantidad ingente de millones que los analistas económicos no saben muy bien de dónde van a salir.

«La recuperación está en marcha». Fue ésta una de las conclusiones finales de la perorata de Rajoy. Quiere que los ciudadanos sigamos apostando por el partido que rige, pero no lo tenemos del todo claro. Lo mismo se podría decir del resto de partidos que ya están en la raya de salida para competir. Muchos pensamos que estas promesas formuladas al hilo de las circunstancias, de no cumplirse llegado su momento, deberían tipificarse como delitos por ley. Pero eso sería pedir demasiado a nuestra clase política y a los altos estamentos judiciales. «La guerra es el arte de destruir al hombre, la política es el arte de engañarlos», frase de Alembert, cofundador de la Enciclopedia, y que damos por buena sin reservas.

José BecerraMálaga