Diablo de Rita

Hay que reconocer a la derecha sus intentos por modernizar sus imputaciones a sus adversarios. Ya no los declara herejes (a la hoguera) o los expulsa (judíos, moriscos o gitanos). Apenas, y sólo por su ridiculez, se recuerda a un Fraga denunciando que si ganaba el PSOE en 1982 eso sería como una nueva invasión musulmana, cuando -como se le hizo notar- la última la protagonizó su jefe, trayéndolos para matar españoles.

Hoy, agotado el adjetivar a todos sus adversarios de comunistas, y no pudiendo generalizar el de terroristas, la última moda es tacharlos de podemistas. No sin regresiones espectaculares, como la de una típica representante del PP valenciano, la inolvidable Rita Barberá, que, al ser examinada para el Senado, calificó a su examinadora de «alevín de diablesa». Dado que apenas un quinto de los españoles cree todavía en ese fantasmón, y que los papas están cada día más dispuestos a enviarlo al Limbo como al mismo Limbo, porque ya no asusta ni a los niños, se comprende que Rita y el PP estén perdiendo también toda credibilidad.

Alejandra Brea Romero. Málaga