Ayer por la mañana me levanté dispuesto a pasar un domingo de esos típicos del verano malagueño: playa, familia y por supuesto el almuerzo típico de estas fechas. ¿Quién no se ha ido un domingo a la playa con la nevera y las cestas con fiambreras hasta los topes con tortilla de patatas y filetes «empanaos»? Tuve tiempo de reflexionar, de pensar en la suerte que tenemos los malagueños. Si bien nuestro gentilicio es ése, malagueño y nuestro apodo «boquerón», no estaría mal añadirle el de «paraisiense» y esto ahora me lo invento yo, aquel que vive en el paraíso. Hace mucho calor, sí, pero en Málaga esto lo llevamos mejor que en ningún otro sitio. Estamos acostumbrados a disfrutar de 10 meses de los 12 del año, con un clima envidiable.

Y si la calidad de vida en nuestra querida Costa del Sol es deseada y admirada por propios y extraños, qué decir del momento que atraviesa la ciudad en lo deportivo. Puede que nuestro Málaga CF no esté en Champions y que ese sueño quede ya lejos, incluso lejos queda el título de Copa del Rey y Liga ACB de aquel Unicaja de Scariolo, pero tanto un club como otro, parecen resurgir de sus cenizas en tiempos de controversia económica. Mientras muchos son partidarios de la austeridad, otros abogan por el consumismo y la valentía a la hora de invertir y gastar.

Málaga CF y Unicaja Baloncesto son la punta de lanza de nuestro deporte local, máximo nivel en una ciudad de raíces muy deportivas. Le siguen en la máxima categoría el Clínicas Rincón Málaga Costa del Sol de balonmano femenino o el UMA Antequera de fútbol Sala, sin olvidarnos del Clínicas Rincón de baloncesto y el resto de equipos que sin estar en lo mas alto de la élite competitiva, representan a Málaga en escalafones inferiores pero con mucho mérito.

Mucho dónde elegir a partir ya de finales de agosto. El que sea amante del deporte lo tiene difícil: el Málaga CF reinventándose año tras año, el Unicaja quiere mejorar la ya más que buena temporada pasada, las guerreras de Diego Carrasco, este año reforzadas, quieren superar los registros de la pasada campaña. La Rosaleda, el Martín Carpena, Carranque, son los templos del deporte malagueño que en tan solo unas semanas volverán a la vida y actividad a las que nos tienen acostumbrados.

Y no solo de deportes de equipo vive nuestra Málaga, en lo individual numerosos deportistas llevan a Málaga por bandera. Borja Vivas o Duane da Rocha son solo dos ejemplos. El paraíso terrenal sería menos paraíso si no tuviese a sus héroes de alta competición. Nos van a faltar días y horas durante el fin de semana para poder seguir y acudir a animar a todos nuestros deportistas, la temporada que se avecina huele a histórica.

Que no nos vendan paraísos lejanos, caribes ni playas de Indonesia, que no nos manden a Miami a ver a los Heats de la NBA ni a París a ver al PSG. Yo me quedo con mi Málaga, sus playas, su gente, su gastronomía y por supuesto, sus deportistas. Yo soy «paraisiense», ¿y tú?