«Estamos hartos de las grullas», dice el alcalde de Villar de Cañas, tras la noticia de que el Gobierno de Castilla La Mancha ampliará a 25.000 hectáreas un área protegida, para impedir que siga adelante el «cementerio nuclear», que el pueblo apoya por las expectativas de actividad y trabajo. Y añade el alcalde: «¿25.000 hectáreas para una banda de grullas que viene 15 días al año». En este billete se defenderá siempre a las grullas, pero lo que no está bien es que el Gobierno de Castilla la Mancha las use como escudo para impedir la instalación, poniendo de paso a los animalitos en el punto de mira (nunca mejor dicho) de los vecinos. Y tampoco está bien que sin mantener el PSOE una postura claramente antinuclear, y habiendo asumido el tamaño del kilowatio de ese origen (centrales ya instaladas), no diga qué hacer con los residuos, que siguen almacenados en piscinas a pie de central.