Nada de lo que hace Katie Ledecky es puro azar, todo está metódicamente planificado por su entrenador Bruce Gemmell y cuando su pupila nadó los 1.500 metros y 30 minutos después se tiró a la piscina para disputar los 200, durante los Campeonatos del Mundo de Natación en Kazán (Rusia), la rutina estaba perfectamente ensayada en lo que se denomina microciclo de competición.

Conocido el programa de competición, Gemmell planificó la mejor manera para que Ledecky soportara las cargas de trabajo necesarias para poder recuperarse del esfuerzo de una carrera de fondo (algo más de quince minutos) y después afrontar con garantías una carrera de 200 (poco menos de dos minutos) que tiene una intensidad muy diferente, aunque con la ventaja de que no era necesario ganarla. Tras la disputa del 1.500, Ledecky se fue a la piscina de calentamiento para suavizar durante 20 minutos y recuperarse del esfuerzo.

Necesitaba rebajar el ritmo cardíaco y conseguir eliminar los índices de ácido láctico en el cuerpo para afrontar en las mejores condiciones el 200, algo que seguramente también se había entrenado previamente. Tal y como demuestran sus pasos en la final de la carrera de 1.500, Ledecky nadó los primeros 900 de forma cómoda, incrementó su ritmo hasta el 1.200 y dio el máximo en los últimos 300. Así se ha acostumbrado con esos entrenamientos maratonianos que comparte desde hace tiempo con los chicos de Gemmell en el club de Natación Nation´s Capital Swim.

Muchas mañanas le suena el despertador a las 4.00 de la madrugada y medio adormecida en el coche de su padre -aún no se ha sacado el carné de conducir, seguramente por una cuestión de comodidad- salen de Bethesda (Maryland) rumbo a la piscina. Nada 8.000 metros diarios. Trabaja entre dos horas y media y cinco horas diarias y acumula semanalmente entre ocho y nueve sesiones.

Media hora después de ganar el 1.500, Katie estaba de nuevo subida en el poyete. Fue la última de su serie en el primer 50 (27.86), seguía última en los 100 (29,61), remontó una posición en los 150 (29.96) y lo dio todo en el último 50. Después de haber acumulado 1.650 metros en poco más de media hora, la estadounidense fue capaz de nadar los últimos 50 metros en 29.33 y solo fue superada en ese parcial por Federica Pellegrini (29.30), la italiana que marcó el mejor tiempo de las ocho finalistas.

Todo ese esfuerzo apenas le ha pasado factura para afrontar la final. ¿Qué son miles de yardas acumuladas para jugarse un oro en solo dos minutos? ¿Qué son 218 yardas cuando a diario apura 8.000? En el programa de Katy Ledecy, la final de los 200 estaba marcada en rojo. Era una lucha contra sí misma y frente a Missy Franklin, que durante un tiempo le hizo sombra al frente del «US Team».

Después del oro, su tercero en Kazán, no hay dudas de quién es la mejor. Batió a Franklin y también a Federica Pellegrini, que se clasificó segunda entre las dos estadounidenses. Todo fue en dos minutos, no en media hora.