El bochorno, este calor sofocante el cual se está haciendo inherente a nuestro modus vivendi dado el largo tiempo de su abrazo agotador, nos conduce también al agobio en otros ámbitos de nuestro deambular cotidiano. Así, según datos del SAS, las listas de espera en los hospitales públicos de Málaga se agravan notablemente respecto al pasado año: un total de 12.566 malagueños padecen una demora de 61 días de media para ser intervenidos quirúrgicamente. Exasperante. Actúen para hallar una ponderación óptima. A esta situación asfixiante, se suma el consumo de agua, que se ha disparado de manera desmesurada. En apenas dos meses del ciclo turístico, Málaga ha gastado un 42.8 por ciento de lo requerido en el transcurso de toda una anualidad. Sin pretender ser alarmista, el residente y el foráneo deben retomar conciencia de esta coyuntura con impronta de sequedad al comenzar a abrirse una brecha entre las reservas y el agua demandada, más aún cuando asistimos a una temporada hidrológica rigurosamente seca. Entre estas dos variables: calorina y fluidos, empieza a enmarcarse el inicio de los Festejos de Agosto 2015. La calle Larios entoldada; la construcción de las casetas en la Plaza de la Constitución€, ya nos advierten de la incipiente eclosión fiestera. Con un Real más arraigado añada tras añada; de nuevo, el interrogante se plantea en la Feria del Centro. El Consistorio toma medidas y envía anuncios a la ciudadanía para que acontecimientos de agostos anteriores relativos a incivismo y deterioro de la imagen de la urbe no se reimpriman. La felicidad en cualquier celebración no es una cuestión de intensidad, sino de ritmo y armonía. Parafraseando a Chesterton, conjuguemos el destino con el libre albedrío y busquemos el equilibrio de esta contradicción para disfrutar conjuntamente de esta ciudad en fiestas. Encuéntrenlo y disfrútenlo.