Mañana empieza la Liga. No me gusta el fútbol. Es probablemente el deporte más aburrido del mundo, excepto que haya algo de sentimiento de por medio, como en todo. Los sentimientos se pueden despertar con casi cualquier cosa, y los míos con el Málaga Club de Fútbol son recuerdos blancos y azules. Como aquella promoción de ascenso que vi con el Frente Bokerón en el 98 con Joseba, mi compañero de clase del que apenas supe más. O los partidos de Champions en Malaka. O aquel aburrido partido de copa contre el Dépor con mi hermano en gol alto de pie. O tantos partidos entre el 94 y el 98 acompañado de mi tío Eduardo, sufridor malaguista que me enseñó el camino blanquiazul. El fútbol es una noche lluviosa bajo el techo de Tribuna con mi amigo Antonio viendo un 5-1 al Barça con Preferencia derruida. El fútbol que a mí me gusta no lo juegan 11 contra 11, ni dos aficiones de enfermos insultándose o tirándose piedras. El fútbol que a mí me gusta lo jugamos tú y yo.

Mi Rosaleda no ha estado siempre en Martiricos, porque La Rosaleda es cualquier lugar donde juegue el Málaga. Por eso ha sido el Calderón con Emilio, el Bernabéu con Alba, Mestalla con Vicente, el Colombino con David, el Pizjuán con mi tío Eduardo, el Ciutat de Valencia con Pepe. Mi Rosaleda es Dortmund con Miki. Mi Rosaleda son Jose, Jorge, Mora, Dani, Gabi... Hoy empieza la Liga y no me gusta el fútbol, pero siempre he sido un sentimental y, ¡ay, compañero!, ¡qué difícil es ir contra los sentimientos! Que sea lo que Dios quiera, Málaga de mi vida, pero dame alguna alegría este año. Javi Gracia puede colocar a los jugadores en el campo como le dé la gana que yo me dedicaré a animar y seguir al equipo siempre y donde pueda. ¡Málaga la bombonera, flor de la Costa del Sol!

*F.J. Cristófol es periodista

@fjcristofol