La cita es a las 10h, sí, pero váyase a tomar un café porque esto va para largo, te dice la doctora estos últimos días de verano. Todo vale en agosto. «El SAS reduce el 68% de personal de refuerzo en verano en una década», llevaba en portada La Opinión el miércoles. «Pacientes con cáncer denuncian largas esperas y hacinamiento en Oncología de Carlos Haya», podía leerse en el periódico de ayer. Todo vale en agosto, sí, aunque también las saturadas Urgencias del Clínico volverán a ser un grifo abierto de titulares cuando el otoño haga repuntar las dolencias broncopulmonares. Lo viví repetidamente con mi padre y lo narré en dos capítulos en esta misma página de sábado…

Noria sanitaria

Ya basta de que nos acusen de poner en duda la sanidad pública española cuando, tras vivirlo en propia carne, sacamos a la palestra sus defectos. De la misma manera que un nacionalista no puede esconder sus errores y miserias utilizando su bandera como escudo (como hace Convergencia ahora que la Guardia Civil ha registrado sus sedes), nadie debe achacar a quienes reclaman un mejor funcionamiento de la sanidad pública que lo que se pretende es cuestionar su justa, necesaria e incuestionable existencia. Ni debemos aceptar que todo vale en agosto si caemos enfermos, o si un ser querido siente los síntomas de algo grave que empieza a dar la cara de su patología en julio. En tal caso, el proceso será accidentado. Nos encontraremos con profesionales contratados sin experiencia, tiempo o actitud para haberse hecho con la trama cotidiana de su sustitución. Repetiremos la misma historia a distintos médicos de una misma especialidad que parecieran rotar en cada cita que se nos da, lo que complica el humano seguimiento del paciente, a pesar de que cada informe esté dentro del ordenador. Tardaremos el doble o más en completar ese estudio clínico en verano que requiere resolverse con celeridad para actuar cuanto antes.

Recalentamiento ferial

Que todo no vale en agosto aunque nos acostumbramos. Nos pareció normal que en la pasada feria nos pusieran vasos de plástico en algún mesón o restaurante del centro -a mí no-, además de la imagen de Málaga anormalmente fomentada por activa o por pasiva que proyecta la Feria del centro desde hace años. Como también nos pareció normal que en muchas casetas del Real la comida esté ya frita o cocinada y nos la refrían o recalienten ante nuestras narices como si eso fuera lo habitual y encima nos parezca bueno. O que nos vendan la instalación de una simple noria gigante junto al puerto como si fuera el Guggenheim (y que haya gente que la prefiera).

El tonto y la linde

No todo vale ni en política, donde casi todo ha valido hasta ahora. No vale, por ejemplo, la respuesta del popular Vicente Pujalte a la insistencia de la oposición en considerar inadecuada la reunión del ministro del Interior, Fernández Díaz, con Rodrigo Rato cuando éste está siendo investigado por la Guardia Civil. Pujalte comparó a su adversario con el tonto que sigue la linde aunque ésta ya se acabe. Es de vergüenza ajena, como los son otras respuestas, reacciones o comportamientos en el Congreso y el Senado de casi todo el arco político que dan para mucho bisturí crítico. Qué pena.

Información o no

Ni vale que en una portada digital de un periódico, antes calificado como una publicación seria, quepan el camión con 71 inmigrantes muertos, incluidos niños, como un enorme ataúd itinerante abandonado en una cuneta de Austria, y el titular: «Chabelita se refugia en la religión» con una imagen sonriente de la hija de Isabel Pantoja. Vale que nos parezca normal que en una gasolinera nos vendan ya hasta el pan, aunque sea prefabricado, pero que un periódico confunda parte de sus contenidos con el Hola, no lo es. Ni por pensar que no es normal el problema siempre lo tiene uno.

No veas la tele, madre

Un inmigrante sirio, ilusionado, sudoroso y hacinado en uno de esos trenes que van camino de Hungría para desde allí intentar traspasar las alambradas que les separan de la Europa del tratado de Schengen, dice al reportero desde un agujero entre tablas de un vagón parecido a los que transportan ganado: «Oye, no pongas esto en la tele que si lo ve mi madre se preocupará mucho». Me ha sobrado el resto del telediario mientras miraba a la mía echada en la cama.

Toros con la Luna

Esta noche, a beneficio de las Hermanitas de los Pobres -lo merecen todo y todo no vale para ellas- en la Hacienda La Esperanza, carretera de Cártama, hay ‘Toros con la Luna’ para el rejoneador José Antonio Mancebo, el diestro David Galán y los novilleros Francisco Morales y José Anaya. Para información y entradas el teléfono 610 716 006… Porque hoy es Sábado.