El paro bajó en agosto en Málaga, algo que parece perfectamente natural en un zona eminentemente turística como ésta pero que no lo fue tanto durante los últimos años. Hubo ejercicios donde el desempleo repuntó en el mes vacacional por antonomasia, ya que eran mayoría los empresarios del sector que daban salida a sus trabajadores de temporada en el tramo final del mes con la certeza de que el maná turístico expiraría abruptamente justo a la vuelta de septiembre. Que el desempleo se haya reducido en agosto a nivel provincial -desmarcándose de la tónica de subida registrada a nivel andaluz y nacional- es señal de que la campaña turística en la Costa del Sol se prolonga y que las perspectivas de ocupación continúan siendo buenas para los meses venideros (al menos, septiembre y octubre), algo que ya apuntaban hace unos días José Carlos Escribano o Miguel Sánchez, representantes del empresariado hotelero de la provincia. Dicho esto, tampoco hay que llamarse a engaño. Los empleos turísticos, por bueno que haya sido el verano, tienen siempre fecha de caducidad y durante el otoño, como siempre, muchos trabajadores irán progresivamente pasando al desempleo. Será entonces el momento de comprobar el alcance real de esta supuesta recuperación económica que con tanto ahínco nos trata de vender el Gobierno. Porque dando por descontado que el paro repuntará en el tramo final de año queda saber en qué medida lo hará y si hay otros sectores productivos con fuelle para tomar el relevo al turismo. Decía el miércoles la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría que las reformas empiezan a dar sus frutos generando empleo. Puede, pero la realidad del mercado es que el 95% de los contratos que se firman cada mes en Málaga son temporales y que el 40% de los nuevos empleos son a tiempo parcial. La tesis del Ejecutivo ante esta precariedad es recurrir a la tesis de que, dadas aún las circunstancias, mejor es de momento tener un trabajo así que no tener ninguno. Es muy vano consuelo. El Gobierno tiene casi asegurado que agotará la legislatura en diciembre con menos parados de los que se encontró en 2011 (en Málaga, por ejemplo, había casi 195.000 y ahora nos movemos en los 174.400) pero que no abuse mucho de sacar lustre a tan magra estadística. Especialmente porque muchas de las personas que han dejado las listas del paro se ven abocadas a trabajar por horas, sin perspectivas de continuidad y llevándose a casa menos de 600 euros al mes.