Es casi seguro que en dos años (tres a lo sumo) Elías Bendodo se convierta en alcalde de Málaga. Si el Partido Popular revalida Gobierno la cosa será aún más fácil. Ya está medio hablado (incluso calculando que falta mucho tiempo) que a De la Torre, si su salud se lo permite, le ofrezcan un importante cargo. De hecho, lo merecería como colofón a su fructífera carrera. Y nadie piensa en un momio o canonjía, vulgo chollo, sino en algo de carácter ejecutivo. Bendodo será alcalde por el método de la autoprofecía que se cumple. Tantos años llevamos diciendo los periódicos, los políticos, los limpiabotas, los tertulianos, los mediopensionistas y hasta los cruceristas que Bendodo va a sustituir a De la Torre que al final no le va a quedar más remedio que sustituirlo. Se da por hecho. Es como cuando un marido no para de decir que su esposa lo va a engañar. Sin que esta tenga la más mínima intención de hacerlo. Pero: tanto le da la brasa con tal soniquete, tan pesado y agresivo se pone que al final, hastiada, a la mujer no le queda más remedio que buscar consuelo en brazos (y pene) de otro. O sea, sí, lo engaña. Puede que Bendodo vaya a ser alcalde porque no le quede más remedio. Bendodo nunca ha sido su delfín. Es imposible resistirse al chiste fácil: se ha convertido en su tiburón. Y el alcalde tiene la culpa: lo zahiere de continuo al estilo suavón marca de la casa. Que si hay que hacer una encuesta (¿para qué sirve el partido?), que si no debió ir de dos... De la Torre es experto en mandar al carajo con una sonrisa al que pretenda sucederlo. Pero esta vez es distinto. Pincha en roca dura. Le falta el horizonte que tenía antaño y además está por ver que, ya en cuanto pasen unos meses, él pueda ser mínimamente influyente en su partido. Queremos decir que no le van a hacer ni caso, si es que alguien en la dirección se lo toma ya en serio. El calculadísimo: «Son las cosas de Paco» lleva un subtexto implícito que de forma cruda se verbaliza en los pasillos de la sede central del PP y que alude al estado de vigor que tenga o no a estas alturas el entendimiento político de De la Torre. Bendodo y los suyos no van a desanimar ni una brizna a quien horade el prestigio político y la gestión de De la Torre. Las cosas de Paco... Igual que cuando uno se dirige a un chavea que nos da un balonacillo o sale un humorista que ha repetido chistecín cuatro veces.... Las cosas de Paco. Después del prólogo, el planteamiento y el nudo de esta histórica batalla, que ha durado años y años, vamos camino del desenlace, que también durará lo suyo. Desenlace que no desembocará en otra cosa que en la putada final. La afirmación primera de este artículo contiene nuestra apuesta sobre quién se la hará a quien. Pero no hay que olvidar que el cementerio político está lleno de enemigos de De la Torre. Que, por otra parte, no descansan en paz.