Languidece La Cónsula. Los alumnos de segundo curso acudieron en la mañana de ayer a la escuela, como era su obligación y deseo, pero no tuvieron clase. Arranque fallido de curso. El enésimo chasco. La nueva fecha de comienzo es el 21 de septiembre. A los de segundo se les ha prometido que las clases comenzarán en octubre. El centro vuelve a estar sucio y no hay presupuesto para hacer la compra en el mercado. Desolador.

A los trabajadores se les ha comunicado que hasta que no se liquide la actual sociedad-consorcio y se traslade jurídicamente al Servicio Andaluz de Empleo la titularidad deben avenirse a no cobrar. El restaurante permanece cerrado. Cinco nóminas se les deben. Si un día todo fue un monumento a la desidia, ahora es un hito de desvergüenza. No hay voluntad política de solventar el problema de unas escuelas de hostelería (La Fonda no está en una situación muy distinta) que fueron emblema. Que se convirtieron en referente del mundo gastronómico, hostelero y turístico, egresando en cada promoción a excelentes profesionales que han adquirido renombre en muy diversos campos y que han prestigiado el nombre de Málaga. De nada valieron las voces críticas que dentro de propia Junta y del PSOE se alzaron hace ya mucho denunciando el despropósito. De nada han servido las promesas, hechas a los trabajadores, de la presidenta de la Junta, Susana Díaz. Hace mucho que La Cónsula entró en un bucle frío y burocrático del que nadie parece hacerse responsable y que las ha dañado irreversiblemente en su prestigio. Se juega además con las ilusiones de jóvenes que se han esforzado mucho por lograr el ingreso. Es cierto que La Cónsula no siempre tuvo a los más esmerados administradores de fondos pero no es menos cierto que tanto los reparos de los interventores como los cambios políticos y de Consejería, las prometidas aportaciones de fondos y otras medidas podrían haber desatascado el entuerto. No hay voluntad política. Ni decoro. Ni agallas políticas para decir a las claras que quieren darle el cerrojazo. Pareciera que la Junta quisiera que en la provincia sólo pusiéramos los camareros. Eso parece ser lo que se desprende de su actitud hacia algo que emana excelencia. Otros terrenos turísticos nos ganan ya por la mano en formación. Otras escuelas de hostelerías, como la que masca crear la Diputación, se van a abrir paso. Precisamente con profesionales salidos de La Cónsula al frente. El caso de La Cónsula es sólo una muesca más en la política de instrucción del ejecutivo regional, políticas que tantos titulares (gloriosamente lamentables a propósito por ejemplo de los cursos de formación) está dando. Qué error el de La Cónsula. Qué silencios significativos también.