A la espera de que el mercado laboral muestre nuevos síntomas de mejora y que las empresas demuestren de verdad que están dispuestas a contratar más allá de coyunturas estivales, el autoempleo sigue siendo el refugio al que muchos fían su futuro, ya sea por verdadero convencimiento o porque realmente no les queda otra opción. No en balde, Málaga viene registrando este año máximos históricos en el RETA, con más de 105.000 afiliados (3.500 más que a inicios de año). Los últimos datos del SEPE indican además que alrededor de 160 parados vienen solicitando en Málaga cada mes el pago único del desempleo con vistas a iniciar un negocio, la gran mayoría como autónomos. La cifra puede incrementarse en los próximos meses después de que la pasada semana se publicara en el BOE la reforma de la Ley de Fomento del Trabajo Autónomo y de la Economía Social, que incluye puntos que venían siendo muy demandados por los colectivos de trabajadores por cuenta propia, aunque no satisfaga todas sus demandas. La norma entrará en vigor en octubre y, entre otras novedades, permitirá a todos los parados que lo deseen capitalizar el 100% de la prestación por desempleo para iniciar una actividad emprendedora, algo reservado hasta ahora sólo a menores de 30 años (el resto únicamente podía acceder al 60%). Los mayores de 30 años también podrán desde ahora compatibilizar durante un máximo de nueve meses la prestación por desempleo con el alta en el RETA. Era una tema de cajón, ya que vivimos unos tiempos en los que el emprendimiento, forzado por las difíciles circunstancias del mercado, ha dejado de ser campo exclusivo de los más jóvenes. ¿O acaso no merece la misma ayuda un desempleado de más de 40 años que se decide a iniciar una actividad tras el drama de haber perdido su trabajo? Para favorecer la seguridad del emprendedor que viene del paro y facilitar una «segunda oportunidad» se ha ampliado además el plazo para la reanudación de la prestación una vez iniciada una actividad por cuenta propia (de 24 a 60 meses). Son gestos loables, al igual que la famosa tarifa plana, pero se necesita sin duda mucho más para que el autónomo esté acompañado y para que la apuesta por el emprendimiento, tan recurrente hoy, no se quede en el eslogan político de turno. De temas como la mejora del acceso al crédito, por ejemplo, aún hay pocas noticias.