El temido stock de viviendas que ha mantenido paralizado durante los últimos años al sector en Málaga parece haber entrado por fin en unos plazos razonables de comercialización, lo que refuerza la idea de que la actividad inmobiliaria podría empezar a reactivarse de forma clara en este próximo 2016. En el tema del stock de pisos heredados de la burbuja inmobiliaria hay cifras para todos los gustos, dependiendo de la metodología con que se haga el recuento. Las estimaciones más generales oscilan entre las 25.000 y las 30.000 viviendas en la provincia, aunque es muy difícil ponerse de acuerdo en qué cantidad sigue en manos de los promotores privados y cuánto estaría en poder de los bancos, que son los que ahora mismo están consiguiendo colocar más pisos de su stock (computando a efectos estadísticos como pisos de segunda mano). El Ministerio de Fomento habla aún de unas 12.000 viviendas nuevas sin vender en Málaga pero con el truco estadístico de que cuando una vivienda supera cierta antigüedad pasa a ser considerada usada. Acuña y Asociados reduce la cifra a unas 8.000 en un informe recogido hace unos días en las páginas de este periódico. Al margen de este maremágnum de cifras, lo importante es que los actuales ritmos de comercialización otorgan a Málaga una de las mejores perspectivas de liquidación de ese excedente a nivel de toda España, con plazos máximos de año y medio en el caso de la vivienda nueva y de entre tres y cinco en el de la usada. Ayer, la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) ratificó que ya se percibe una «estabilización» del sector que le permitirá volver a contribuir al crecimiento de forma moderada, sin riesgos de que se produzca una nueva burbuja. Los expertos de Funcas habla al fin de un «retorno a la normalidad» tras unos años de bajísima actividad pero lejos de una situación de expansión excesiva. Para Málaga ésta es una buena noticia. Tanto los economistas como los empresarios coinciden en que el resurgir de la construcción, en su justo término, es fundamental para lograr una reducción de las actuales cifras de paro. En 2007, el sector empleaba a más de 100.000 personas en la provincia, tanto en su segmento residencial como en el de la obra pública. Hoy la cifra se mueve en torno a los 35.000. Habrá que ver si las buenas expectativas se confirman con un repunte de nuevos proyectos de edificación y con un tirón de las contrataciones a corto y medio plazo. Málaga necesita una construcción saneada para volver a carburar.