¿Qué es la solidaridad? Si leemos su definición en el diccionario podremos quedarnos satisfechos al momento, pero no sabremos su significado real, sólo un concepto que se evapora. Lo bonito del lenguaje es guiarte por la palabra para autodefinirla posteriormente por ti mismo. Las palabras como la vida misma se llenan de contenido a través de la experiencia y nuestras vivencias. Sirva o no, aquí os dejo una mirada a la solidaridad.

Como voluntario de la Asociación Juvenil «Eo, Eo» he formado parte de un proyecto de desarrollo comunitario, para impregnarnos de la cultura solidaria y las costumbres de Senegal, realizando un aprendizaje constante, mediante la creatividad y la espontaneidad. Es allí, en una actividad del grupo el valor de la pobreza, donde experimentamos lo que supone pasar un día descalzo hasta la noche. Lo primero que nos llamó la atención es la cara de extrañados de los menores cuando nos vieron llegar sin zapatos. No dejaron de preguntarnos por qué íbamos descalzos al colegio e incluso y más sorprendente, cuando fuimos a cruzar la carretera, muchos de ellos se pusieron nerviosos y empezaron a ofrecernos sus pequeñas zapatillas. Que un niño senegalés de seis años te ofrezca sus zapatillas para que te las pongas porque vas descalzo es una lección que no se nos olvidará a ninguno de los participantes.

Si nos paramos a pensar en nuestro día a día, cuando vemos a una persona descalza o pasando frío, ¿somos capaces de acercarnos y preguntarles o directamente le miramos con cara de extrañado? Lo que está claro es que la mayoría miramos para otro lado y deja de preocuparnos lo que realmente importa, cuestiones esenciales para la vida, derechos de la persona que ocupan los escalones más bajos de nuestra pirámide de principios.

Después de mi experiencia de cooperación en Senegal a través del #ProyectoAtlas15 me doy cuenta que se equivoca quien participe en un voluntariado internacional con una mentalidad de salvador. Nosotros no rescatamos a nadie con nuestra presencia y labor, todo lo contrario, estuvimos allí para aprender, comprender y vivir con nuestros propios sentidos todo lo que una fotografía de gran impacto no puede aportar. La clave es acudir con una mochila vacía de sentimientos y prejuicios para allí llenarla, encontrar nuestro propio silencio para que nos enseñen cómo en verdad existen mil formas de vivir donde la felicidad y el respeto forman parte del día a día.

Es en ese instante cuando te das cuenta de que los ojos negros brillan más que el Sol y aunque no pueden hablar, te dicen lo que sienten. Se humedecen cuando están tristes, se iluminan en señal de felicidad y se cierran para no abrirse jamás por falta de comida, sin que nadie se avergüence por ello. Nosotros no somos héroes, pero si personas reales que hemos apostado por dejar de mirar hacia otro lado.

*Luis Samuel García Camino es vocal de Comunicación de la Asociación Juvenil 'Eo, Eo'