Desde 2007 hasta ahora La Casa Invisible se ha convertido en un referente estatal de experimentación cultural y agregación social que ha suscitado la atención de numerosos organismos internacionales, ya sean institutos culturales en Austria o el Ayuntamiento de Melbourne. Miles de personas han asistido a sus seminarios, talleres y clases semanales, programación teatral, muestras de jazz, etc. Su último ciclo sobre políticas municipales, inaugurado por Marcos García, director de Medialab-Prado (Madrid), contará con intelectuales como Chantal Maillard o Manuel Borja Villel, director del Museo Reina Sofía. Se suman así a una larga lista de relevantes personalidades, como el fundador de software libre, Richard Stallmann, la historiadora estadounidense Silvia Federici o el artista malagueño Rogelio López Cuenca.

¿Cómo ha sido posible esto? El lema de La Casa Invisible en cada aniversario lo resume. «La potencia de la cooperación» es poner a trabajar la inteligencia colectiva para llevar al terreno de lo material los deseos compartidos. Y eso, en el caso de La Invisible, se expresa en la gestión ciudadana, esto es, la gestión por sus propios integrantes.

Ante la desidia institucional o su asfixiante regulación, y frente a los intereses de la gran empresa privada, La Casa Invisible marcó como nuevo elemento el «procomún», aquello que se escapa a lo privado y lo público y desde lo comunitario interpela a la administración para que lo garantice, siempre que quede probado su interés general.

No olvidemos que La Invisible abre en 2007, el inicio oficial de la crisis. En oposición a un modelo cultural de escaparate e inversiones desmedidas que acrecentaban la increíble deuda municipal y que alentaban la fuga hacia Madrid o Barcelona, La Invisible dio salida a buena parte de la creatividad local. Lo hizo, además, rompiendo la barrera entre creador y espectador o consumidor.

Y es que La Invisible no contempla la cultura y lo social como ámbitos separados. Cuesta entender muchos de los movimientos de transformación social de Málaga sin el elemento agregador de La Invisible: desde la Coordinadora de Inmigrantes y su lucha por el cierre del Centro de Internamiento de Extranjeros hasta las experiencias de nuevo sindicalismo de colectivos como Precari@s en Movimiento.

Así, en el año 2011, consecuencia de la legitimidad adquirida y el trabajo en defensa del espacio, se firma con el Ayuntamiento, junto a la Diputación de Málaga, la Junta de Andalucía y el Museo Reina Sofía, dependiente del Ministerio de Cultura, un Protocolo de Intenciones para la cesión de uso del inmueble por periodo de un año.

La Invisible cumplió todos los requisitos exigidos, incluida la forma jurídica: actualmente es la sede social de la Fundación de los Comunes, que agrupa a experiencias afines de todo el Estado. Se inicia entonces el proceso de adjudicación. Con los informes favorables de la concejalía de Cultura y Patrimonio de la Gerencia de Urbanismo, pendiente únicamente de la aprobación de la junta de gobierno, el Consistorio lo bloqueó con base en un informe jurídico sobre cuestiones perfectamente subsanables. De manera unilateral rompió las negociaciones, hasta que las pasadas Navidades ordenó por sorpresa un desalojo policial.

El pretexto era un informe de Urbanismo, resultado de una inspección coordinada por la propia Casa Invisible, de nuevo frente al abandono municipal de su propio patrimonio. El informe motivaba el cierre cautelar exclusivamente para actividades de libre concurrencia porque el edificio (del siglo XIX) debía adaptarse a la normativa antiincendios. La seguridad estructural del edificio quedaba garantizada gracias al trabajo de conservación desarrollado por la Invisible.

A los pocos días, miles de personas llenaron las calles de Málaga en una manifestación festiva y reivindicativa y forzaban la reanudación de las negociaciones. Mediante una campaña de crowdfunding se conseguía en un tiempo récord los 20.000 euros necesarios para subsanar parte de las deficiencias señaladas en el informe de Urbanismo. Gracias a ello, en la actualidad su patio cumple de manera certificada todas las normativas y permanece abierto.

El pasado 28 de septiembre, una reunión mantenida por ambas partes allanaba el camino para la adjudicación directa, que esperemos se apruebe definitivamente antes de finales de año.

Nada de esto habría resultado posible sin el apoyo de buena parte de la ciudadanía malagueña, a la que pedimos siga en guardia y atenta al proceso y a la que expresamos nuestro agradecimiento.

*Alicia Carrió y Beatriz Ifrán son miembros de la Asamblea de Gestión de La Casa Invisible