Rosario, aquejada de sus problemas de cadera, va camino del hospital. Salió temprano por la mañana para una cita a mediodía y ahora, a mitad de camino, apoya su cabeza contra el traqueteo del cristal, como una colegiala que sueña con Justin Bieber o los Gemeliers camino del cole, e intenta descansar un poco antes de llegar a Cártama. Le acompaña su nieto, que está parado y va ojeando el periódico, pasando de la mala cara que le provoca el caos que ya el pasado año le dejó sin plaza para estudiar alemán en la Escuela de Idiomas, a la sonrisa de oreja a oreja motivada por la noticia de que, al fin, a ese corrupto gabacho, enemigo del Málaga CF, le dieron la patada y le han enchironado por mangante. Le enseña el diario a su abuela, para motivarla un poco pero la Chari, como la conocen todas sus amigas en Álora, no está para Platinis y su mente y su cabeza están en otro sitio, no en el autobús camino de Casapalma.

Sueña Chari con su centro de salud de hace unos meses, que le pillaba al ladito de casa y en el que las esperas, aunque largas, se hacían más llevaderas. Y piensa en cómo se consiguió todo, en como se dejó engañar. Pensaba ella entonces, allá por octubre de 2015, que el milagro se había producido. Que daba igual el color de quien se pusiera la medallita, ya tuviera la chaqueta de color azul, rojo o naranja -cualquiera sabe-. Y cuando se anunció que lo que no hacía el PSOE, lo iba a arreglar el PP, Chari y muchos como ella cayeron en la trampa. Y pensaron en una obra conjunta para arreglar las carreteras del municipio; en la ampliación de las plazas del colegio de la ciudad con el consejero y el presidente de la Diputación cortando alegremente la cinta de las nuevas instalaciones; y en tantos y tantos proyectos por el bien del ciudadano que dos manos, la izquierda y la derecha, podrían sacar adelante con más facilidad, rapidez y eficacia que una sola... pero el sueño se acaba de golpe. El autobús pisa el primer badén en los accesos al hospital de Cártama y Chari vuelve a su presente, en el que su nieto le ayuda a bajar del autobús camino de la consulta, camino de un espejismo en mitad de la comarca del Guadalhorce.