Este fin de semana ha comenzado la liga ACB. Lo ha hecho con algunos retos por delante y sobre todo con muchas incógnitas. Dicen algunos que el país está saliendo de esta dichosa crisis con la que llevamos conviviendo desde ya no sé cuándo. La realidad es que esa crisis sigue estando muy presente en nuestro baloncesto.

La liga comienza sin que hayan venido grandes nombres. Sólo me llaman la atención nombres como el de Jeffery Taylor, Justin Hamilton (ex NBA de segunda) o Carlos Arroyo (¿quizás su último año al máximo nivel?). Sí creo que hay que estar más atento a lo que puedan hacer jugadores con mucho talento y un enorme futuro por delante. Me refiero a Aleksandar Vezenkov (un cuatro abierto que fue la temporada pasada el gran descubrimiento en la liga griega) y Luka Doncic (en edad junior todavía pero ya preparado y que irá teniendo minutos seguro de la mano de Laso).

Lo demás, nada del otro mundo. Los clubes siguen firmando contratos en las rebajas. Nadie quiere arriesgar a descubrir jugadores de otras ligas y esto provoca mucho cambio de equipo en jugadores que ya conocen la ACB. Eso y la presión fiscal, razón más que de peso y básica para controlar los presupuestos.

Deportivamente, Real Madrid y F.C. Barcelona se disputarán el título (el Madrid se ganó a pulso partir como favorito pero creo que ganará la liga el Barça) porque ellos están un escalón por encima del resto. Bueno, diez escalones sería más correcto. Por detrás estarán Unicaja y Valencia Basket, que ha hecho un equipo interesante para acercarse a nosotros y disputarnos la plaza de Euroleague de la próxima temporada. Por desgracia, Baskonia no tiene nada que ver con ese equipo que dominó la liga en aquellos años y no creo que esté para dar mucha guerra.

Detrás de estos, aquellos equipos que hacen las cosas con imaginación e ilusión. Son clubes que hacen buenas plantillas equilibradas y que juegan bien. Pero tenemos todos claro que con eso sólo no da para competir con los de arriba. Y después de ellos, todos los equipos con precarios presupuestos que lucharán por no descender, algo que es de chiste porque después no desciende nadie. Quizás debieran empezar por pagar los sueldos al día, pero parece que eso debe estar recogido en las bases de competición puesto que está permitido y más de uno (y de dos) lo hacen sin complejo alguno.

La ACB debe comprender que la competición no puede comenzar sabiéndose que hay tres equipos que, hagan lo que hagan, tendrán plaza de Euroleague asegurada, que hay un club que la temporada siguiente entrará en la liga porque debió entrar esta y chapuceramente lo dejaron fuera, o que si quedas el último lo mismo no desciendes. En esto se debe ser más serio si queremos que la competición tenga interés.

Es cierto que el título se lo disputan sólo dos equipos. Pero en el fútbol pasa igual y nadie podrá discutirme que el interés por esa liga es mucho mayor. Y es que, la LFP tiene mucho que mejorar pero quien desciende va a segunda y en segunda quien asciende juega en primera y las plazas de Champions están para quien las gana en el terreno de juego. Lo mejor es que quien tiene problemas económicos va al hoyo y eso es lo primero que se debería aprender del fútbol.

Sí que es una buena gestión el cambio de canal televisivo. Esto supondrá que se darán al menos cuatro partidos semanales, lo cual es ya un lujo. Es cierto que Movistar Televisión los dará por Canal Plus Deportes y habrá que suscribirse pero eso es el futuro de la televisión deportiva. También es verdad que ese mismo canal es el que daba estos años la Euroleague por lo que los amantes del baloncesto fijo que ya estaban suscritos.

Espero que esta plataforma televisiva haya aportado más pasta a repartir entre los clubes (buena noticia para muchos) y que dé una cobertura especial al baloncesto y lo trate con más cariño y respeto puesto que habrá que vender el producto si queremos enganchar nuevos clientes. Para empezar, Antoni Daimiel será el comentarista habitual, lo cual ya es una garantía.

Queda mucho que trabajar para los dirigentes de esta ACB. Soñemos con que sean capaces de que su competición vuelva a ser atractiva como cuando yo era más joven.