La Junta relanza la carrera política de Elías Bendodo. Cuando el presidente de la Diputación le cuente a sus nietos lo que hizo a lo largo de su carrera política, tal vez incluya como inicio y parte principal del relato de sus logros la (ayuda a la) apertura del Chare/hospital del Guadalhorce. Algo que no le compete. Pero le atañe. Bendodo ha hecho lo mejor que se le recuerda. Ha trenzado la jugada política con que todo hombre público sueña, que no es otra que la que tenga estos tres efectos: joder al adversario político, lograr un hecho palpablemente bueno para la ciudadanía y su calidad de vida y lograr unánime el aplauso de la prensa. Después de esto bien podría retirarse. O a lo mejor ya está pensando que si es alcalde de Málaga luchará por el tercer hospital que tanta falta hace. Puede ser que Moreno Bonilla esté pensando en él como consejero de Sanidad en un futuro (lejano y casi improbable, sí) gobierno popular en la Junta. No descarte, modo ironía ahora, que el contraataque de la Junta sea invadir alguna competencia de la Diputación y solucionarle un problema. Claro que lo van a tener crudo dada las escasas y discutibles competencias de la Diputación. No nos imaginamos al Gobierno regional mejorando el Sabor a Málaga o la web de reservas del Caminito del Rey o mejorando un ciclo de conferencias de La Térmica llevando a Susana Díaz a pontificar sobre la pertinencia del epitalamio. Urge una dirección general de la Junta para Bendodo en caso de que se canse de la Diputación, que podría ceder a Francisco Conejo, portavoz socialista, que ahora se dedica a la cogobernación, en palabras suyas, en vez de sólo a la oposición. La nueva política era esto o la transversalidad ideológica era esto. La Junta no reacciona. Esa formidable maquinaria adormecida es extraordinariamente efectiva en los momentos lúcidos en los que le da por activarse. Han tenido que arrearle unos palos de mil demonios en esa coraza hipopotámica para que levemente haga autocrítica y pida disculpas por lo de La Cónsula y La Fonda. Ahora ruge desapasionada y bostezante mientras Bendodo maquina y el alcalde de Cártama, socialista, José Gallardo, clama por que se abra el hospital mientras otros alcaldes socialistas también llaman e intoxican y lo putean. El hospital está en Cártama porque en Álora había y hay un alcalde que es crítico con la dirección socialista. Y no está en Coín, que es donde tendría que estar por lo mismo. Ya se imagina el lector por qué no está en Alhaurín el Grande. A Bendodo hay que llamarlo para que se abra un hotel de cinco estrellas en Málaga y para que se use la segunda pista del aeropuerto y para que con el sueldazo que les paga a algunos de sus asesores repare colegios y elimine barracones. Hay que comprarle una capa, alejarlo de la kriptonita y llevarle el desayuno pronto para que tenga energía. El próximo año seguro que lo invitan a la recepción en el Palacio Real en lugar de a De la Torre. Podría ir ataviado de médico con un fonendo y riéndose de todo el mundo.