Cada año se celebran eventos que marcan la agenda de los profesionales. Congresos para médicos, jornadas formativas para profesores, ferias para distribuidores o encuentros empresariales buscan convertirse en un punto de encuentro, donde los asistentes pueden compartir experiencias, novedades y ofrecer consejos. Darse cita con compañeros de profesión es fundamental para desempeñar nuestra labor, pues no se puede vivir aislado. No en nuestro caso. Los abogados, como tantas otras profesiones, necesitamos del contacto y de la maestría de los compañeros.

Las instituciones son conscientes de esta necesidad, de esta exigencia de la profesión. Es fundamental organizar periódicamente estas actividades, que se convierten en una oportunidad única para actualizar conocimientos y poder ponerlos en práctica a posteriori, cuando un ciudadano demande nuestros servicios. No podemos defraudarles, la protección de sus derechos está en nuestras manos. Y el 2015 es una muestra de ello, de la importancia que tiene la formación en la abogacía.

Durante este año, los días 6,7 y 8 de mayo, la ciudad de Vitoria-Gasteiz se convirtió en la sede del XI Congreso Nacional de la Abogacía. Una cita que se celebra cada cuatro años para revisar las novedades legislativas, los nuevos medios con los que cuentan los abogados, así como para revisar la evolución de la profesión en los últimos años.

Pero en el 2015 no sólo se celebrará este undécimo congreso, sino que esta semana nuestra provincia acogerá otro encuentro científico, que también estará marcado por el número once. La abogacía malagueña cuenta con su propio congreso que, este año en Marbella, alcanza su undécima edición gracias al apoyo y respaldo de toda la profesión.

Estamos ante un evento que se extiende más allá de nuestra provincia, pues reúne a profesionales de toda España y de otros territorios. Con 28 secciones formativas, que incluyen 68 ponencias, 5 mesas redondas y una mesa de trabajo estamos ante una de las citas de obligada asistencia para los profesionales del mundo jurídico.

Con la celebración de estos dos encuentros se muestra públicamente la importancia que tiene la formación para los abogados. Es fundamental acudir a ellos para renovar nuestros estudios, una formación que se convierte en la base de nuestra profesionalidad. Sin ella no podríamos definirnos como defensores de los derechos humanos. Lo sé y todos mis compañeros lo confirman: los congresos tienen hueco en nuestras agendas.

Podría ser contundente al describir el 2015 como el año de los undécimos congresos porque así está siendo, pero no puedo quedarme en esa idea, sino que debo profundizar más allá de números y cifras. Este año, el 2015, es un ejemplo claro de la importancia de la formación en los abogados, pues si se alcanza la edición número once de diferentes actividades formativas, es una muestra clara de que la renovación de conocimientos y el estar al día en la normativa ha sido, es y será importante para defender los derechos de los ciudadanos.

En definitiva, el 2015 y los undécimos congresos son un ejemplo de lo que necesita la abogacía: formarse por y para la sociedad.