La premisa mayor de todo el asunto Podemos es que su líder, sin duda con las mejores intenciones, quiere llegar a Moncloa. Todo lo demás ha estado al servicio de ese objetivo. «Lo demás» es haber acudido a municipales y autonómicas bajo fórmulas varias para no quemarse, procurar que en los gobiernos a esos niveles se mareen las decisiones con coste político, intentar que el dilema del soberanismo catalán no fisure el proyecto o estar dispuesto a cualquier alianza según territorios para las generales. La cuestión innegociable es la sigla Podemos en la lista, y que en Madrid la encabece su líder (ver las singulares primarias telemáticas). El problema es que todo eso funcionaba esprintando cuesta abajo, y ahora la carrera se le ha puesto cuesta arriba. Es la parte de la prueba que dará la medida verdadera de un político joven, inteligente y de aspecto saludable, de nombre Pablo Iglesias.