El alcalde de Málaga quiere más atribuciones para el Ayuntamiento y sostiene la trascendencia del municipalismo durante una conferencia organizada por la Universidad de Málaga. De la Torre plantea un aumento de capacidad de decisión en los consistorios en materias de educación, políticas sociales, empleo y vivienda, actualmente enmarcadas en el ámbito autonómico.

La ciudad vive en una continua paradoja. Mientras el primer edil solicita más competencias, la incompetencia en medidas de seguridad se aloja en el rehabilitado Edificio Blanco -el cual alberga varias delegaciones provinciales de la Junta de Andalucía-, tornándose, nuevamente, de un negro interior por la falta de equipamiento denunciada por los trabajadores de la empresa Templar Vigilantes de Seguridad, destemplados por la carencia del material necesario para realizar su actividad de protección y amparo. Así, los guardianes manifiestan no contar con uniformes de invierno, paletas de detección de metales para poder realizar el control de entrada de personas, como dicta la normativa para este tipo de inmuebles, ni tener walkies para comunicarse entre ellos. Tan surrealista como lamentable. La trama, como se puede apreciar, adquiere una tonalidad muy oscura no solo ya por la controversia empresarial entre dirección y empleados, sino por el incumplimiento de las normas de inmunidad en una manzana administrativa ocupada por cerca de 800 funcionarios en la sede principal de la Junta en Málaga, calificada esta situación de «dramática»por el representante de este colectivo. Estos enclaves públicos deben de afrontar un riesgo el cual puede generar alarma social y un sentimiento de inseguridad para los usuarios. Para concebir la seguridad no hay que enfrentarse a ella. Actúen.