Es fácil perderse con las cifras del paro. La EPA arrojaba ayer una bajada de 9.900 parados en Málaga durante el tercer trimestre que deja el total en 236.000 desempleados pero en apenas unos días llegará la estadística mensual del Servicio Público Estatal Empleo (SEPE) correspondiente al mes de octubre que, con casi toda seguridad, traerá un nuevo ascenso sobre los 178.917 registrados en el mes de septiembre. Al margen del diferente marco temporal de ambas estadísticas, la diferencia de desempleados que arrojan siempre ha sido muy llamativo y obedece a las metodologías tan dispares con las que se elaboran. La EPA es una encuesta que se realiza sobre una base trimestral cambiante de 65.000 familias en toda España que equivalen a 180.000 personas, y contabiliza como desempleados a quien afirma no tener trabajo, buscarlo y estar además, justo en ese momento, en disposición de incorporarse al mundo laboral. El dato del antiguo Inem, por contra, contabiliza sólo a quienes están apuntados en las oficinas de empleo como demandantes de trabajo. En principio podría parece que esta última cifra resulta más fiable para conocer el número de parados que, efectivamente, están buscando activamente empleo. Lo que ocurre es que el SEPE elimina del cómputo a ciertos colectivos. Por ejemplo, en la estadística de parados de cada mes no aparecen los estudiantes menores de 25 años que buscan su primer empleo (aunque estén inscritos en el SEPE) o los parados de más edad que en ese momento están realizado algún curso de formación. Tampoco aparecen los trabajadores agrarios que cobran el subsidio ni las personas con disponibilidad limitada para trabajar (por ejemplo, los que buscan un empleo que puedan hacer desde su casa o los que sólo aspiran a una jornada semanal inferior a las 20 horas semanales). Por este motivo, los economistas creen que la EPA ofrece un cuadro del desempleo más completo que el de las cifras de inscritos en el SEPE. Al margen de que es la EPA la que permite comparar nuestras cifras con las del resto de Europa, ya que todos los países elaboran esta estadística con la misma metodología de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En todo caso, y cogiendo la cifra que prefieran, la triste conclusión es que el desempleo sigue por las nubes. El Gobierno puede apuntarse en su haber un notable incremento de ocupados en estos cuatro años pero la tasa de paro en Málaga (28,9%) es sólo dos puntos inferior en relación a finales de 2011.