Si la echáis a ella, me echáis a mí, si la empujáis a ella, nos estáis empujando a todos, que vengáis os digo, que al igual que un hogar no siempre son cuatro paredes, a veces, para ser justo, no basta tener la ley de tu lado, al fin y al cabo, si cuando ganasteis lo ganabais todo, por qué ahora, cuando perdéis, sólo perdemos nosotros… El narrador lee el texto con voz dramática, afectada, mientras pasan imágenes de desahucios, de gente protestando en la calle con pancartas contra la banca, y de nuevo se ve a Rodrigo Rato tocando la campanilla y aguantando la sonrisa del triunfador que va de modesto. Con esas imágenes, la voz de Risto Mejide, un fondo musical del clásico Resistiré del Dúo Dinámico, y una pregunta bomba -¿tú follas durante la campaña?, preguntó el anfitrión a Pablo Iglesias, sí, el de la coleta- empezó la edición de Al rincón de pensar en Antena 3. Era un avance, un titular, un cebo. El programa no se inició con el político sino con Carmen Maura. Lo curioso, lo llamativo, es que según las normas de la televisión, la estrella aquí no es el invitado sino el presentador. Lo digo porque Carmen Maura entró sola a un salón con dos sillones, chimenea -encendida-, algunos cuadros, velas, y un ambiente de castillo de magos, o de crímenes atroces con enormes ventanales por los que se cuela una luz azulona y teatral. Y luego, como una diva, apareció el presentador. Ya no lleva gafas oscuras. Se las ha quitado, y como saben ya puede anunciar modernos quevedos, ¿o anuncia a una compañía de teléfonos? Carmen Maura recorre poco a poco momentos estelares de su vida, sus principios, su ruina como estafada por su pareja, su tormentosa relación con sus hijos, Almodóvar, y de pronto…. zas, abrió la puerta, le dieron un puñetazo, se encontró una pistola en la sien, y la violaron. Joder. ¿Qué dice esta mujer? Esto no es una película.

Testimonio valiente

Fue unos días antes de que se muriera Franco. Estaba yo esperando a que me vinieran a recoger para ir a hacer un doblaje, llamaron a la puerta, la abrí, y zas, puñetazo, y lo siguiente fue que recuperé el conocimiento con una pistola aquí, y después todo lo que lleva eso, con la violación y esas cosas, y lo peor fue lo que vivo después, los juicios y todo eso porque el violador estaba haciendo el servicio militar, y fue un juicio de esos con todos los militares disfrazados de militares, eso lo recuerdo peor que el día de la violación, bueno, primero llamé a una amiga que me dijo que había que denunciar porque se había llevado las llaves de mi casa, así que llamé a la policía, no, a la guardia civil, y se presentaron dos disfrazados de guardia civil, me preguntan, les cuento la historia, buscaron por allí y vieron que coincidía con lo que yo contaba, con los golpes, con los pies fatal, con todo tirado por el suelo, yo echa mierda, sin desayunar, cansada, entonces uno de ellos levanta el teléfono y le dice a quien fuera, oye, sí, que parece que lo que cuenta es verdad, y sí, entonces subió una pareja de policías vestidos de paisano y empiezan otra vez las preguntas, y como se enteran de que soy actriz me preguntan si estaba segura de que en realidad lo que quería era hacerme conocida, y no sé qué y no sé cuántos… Por la tarde volvieron para tomar huellas, y estando la policía en la casa llamó el violador, con el que acabé tranquilizándolo, sacando mi vena de actriz, para no complicar la situación, para decirme que si llega a saber que tengo hijos no me hace eso y que le gustaría quedar para devolverme las llaves, y como la policía estaba en otro de los teléfonos escuchando quedamos en mi casa, y allí, cuando llegó, la policía lo detuvo. Le descubrieron un cuchillo así de grande. Luego vino el juicio y las preguntitas del fiscal, bueno, bastante más repugnante que el violador, era horrible el tipo de personajes que me rodeaban, incluso me llegaron a decir que para que se me olvidara todo tenía que volverme a pasar algo parecido.

Agresión coral

Leído así tiene fuerza, pero escuchar cómo cuenta Carmen Maura su propia violación te deja pegado a la pantalla. No es frecuente escuchar un testimonio tan desgarrador de un acto de violencia tan extrema. Hasta Risto Mejide se quedó mudo, sin apenas intervenir, escuchando noqueado la historia. He querido traerla aquí porque me parece necesaria, porque me parece valiente, porque incluso en nuestros días si una mujer habla de haber sido violada parece flotar en el ambiente un aire que la culpabiliza, y su cara se tapa, y su testimonio queda como enmascarado, como si en vez de víctima fuese la verdugo. El testimonio brutal de Carmen Maura no es de los que haya que poner en el haber del espectáculo sino en el debe de la sociedad. Muy distinto es el caso de la agresión sin cuento a la que están sometiendo, con el consentimiento y disfrute de la audiencia que participa de la bacanal, a Chabelita Pantoja. Fue Lecturas la revista que, insensata, destapó la liebre buscando a la mujer que parió a la hija de Isabel Pantoja. Telecinco, y los carroñeros de Sálvame, se tiraron como hienas a estas mujeres para las que la palabra violación se les quedará corta. ¿Por qué nos hacen esto?, se preguntarán. ¿Por qué tanto dolor? Esta gentuza ya anda en contacto con la pájara Rosana Luque, así se llama la peruana que abandonó a su hija, para concursar en uno de sus programas basura. Es el premio por formar parte de esta cruenta y tremenda violación sentimental. La hija de Isabel Pantoja no dio el primer paso para conocer a la mujer que la parió. ¿Con qué derecho, en nombre de qué ley periodística se organiza este festival de negociantes sin alma? Vender o dar a una hija tiene que ser muy fuerte, muy doloroso. La primera vez seguro que esconde una gran razón, un drama enorme. La segunda, no, la segunda sólo esconde frialdad y cálculo, negocio. No quisiera estar en el pellejo de Isabel Pantoja como madre ni de Isa como hija. Sometidas a una violación coral con el apoyo de la audiencia, me recuerda a esos canallas hijos de puta que violan por turnos a mujeres indefensas. ¿Exagerado? Pónganse en el lugar adecuado.

La guindaCensura en La 2

Lo han vuelto a hacer. José Gilgado, director del área de informativos diarios, levantó del sumario la noticia con la firma del acuerdo de todos los partidos políticos, menos el PP y Unió, para que el presidente de RTVE sea nombrado por dos tercios del Congreso. La redacción, contra la impunidad, harta de ver a jefes quitándose de la boca los restos del semen de la dependencia al Gobierno, no firmaron ese día La 2 Noticias.