¡Busquen una solución!, por Javier Prieto Pérez

Las imágenes que nos llegan desde los Balcanes de la diáspora de los refugiados resultan moralmente inaceptables y humanamente insoportables. Aquella región que, aunque no lo parezca por la cruel respuesta que se les está ofreciendo, pertenece a Europa. Allí, riadas de seres humanos buscan la forma de llegar a su tierra prometida -Alemania o Austria- tras huir de las atrocidades de la guerra en Siria y de los integristas del Estado Islámico. Para ello, en su camino deben sortear todo tipo de obstáculos naturales derivados de un entorno natural hostil y unas temperaturas adversas. Así, deben cruzar ríos y caminar largas distancias con sus ropas mojadas -día y noche- a través de terrenos escarpados y embarrados. Esta lamentable situación se ha agravado con el cierre del paso fronterizo de Hungría, obligándoles a buscar rutas alternativas a través de Croacia, Serbia y Eslovenia. En estas fronteras son retenidos en condiciones inhumanas, hacinados a la intemperie y abrigados tan sólo con la esperanza de rehacer sus vidas y con el único alimento de un nuevo futuro. El frío, especialmente cruel con los niños, se posa en sus rostros dejando unas marcas sonrosadas y obligándoles a buscar un calor que no aparece. Sus inocentes miradas son un punzante mensaje que se debería clavar en el corazón de nuestras conciencias obligándonos a exigir a los mandatarios europeos una solución inmediata a este drama humano.