Málaga ya no es esa ciudad que los turistas rozaban apenas en sus rutas hacia las playas de la Costa del Sol. Hace tiempo que de lunes a domingo el turismo es un elemento más del paisaje urbano del Centro. Con sus mapas y sus gorras y sin perderse ni un detalle de una ciudad que se ha transformado para lucir su mejor cara. El martes, incluso con las calles encharcadas por la lluvia, 13.000 cruceristas paseaban sin miedo al temporal desde el puerto hasta la Catedral y otros 12.000 llegan hoy. Con los bolsillos «cosidos», es decir gastando menos de lo esperado, como lamentaban los comerciantes, pero aquí están no sólo los cruceristas, sino también los turistas del Imserso que llegarán en breve y evitarán el cierre de hoteles en la Costa en la temporada más dura del año. Sin olvidar a los grupos de turistas nacionales, muchos de las provincias vecinas, que no se pierden la Málaga navideña. La iluminación y decoración de la calle Larios es un reclamo turístico más, que este año el Ayuntamiento quiere patrocinar para ayudar a pagar los gastos. Poner publicidad en el árbol de la plaza de la Constitución costará 31.500 euros pero a cambio el anunciante tendrá el mejor escaparate de toda la ciudad y con un público de miles de posibles clientes. Habrá a quien le parezca demasiado esto de patrocinar la Navidad pero aquí sólo estamos destacando los esfuerzos por que el turismo siga creciendo en la capital y siendo, por tanto, motor económico.

Aplausos, pero también desconcierto por ver cómo una ciudad como ésta se permite tener rincones en pleno Centro como el polémico punto de Hoyo de Esparteros. El proyecto del hotel ha vuelto a la actualidad con la visita del arquitecto Rafael Moneo para intentar vender sus bondades a los grupos municipales de la oposición (a los que quisieron y tuvieron la responsabilidad política de acudir a la reunión). No ha tenido éxito y el debate continuará entre los defensores del hotel y los que abogan por mantener tal cual la histórica pensión La Mundial. La opinión de unos y otros es respetable pero urge ya encontrar un punto de encuentro y dar solución a una de las puertas del Centro. Los turistas y los malagueños nos lo merecemos.