Está usted en Navidad por gentileza de Coca Cola. Tenga en cuenta que cena en familia en Nochebuena gracias a Vodafone. Soporte con paciencia a su tía abuela que se come todos los langostinos gracias a Pepsi, que los ha esponsorizado. El Ayuntamiento de Málaga busca patrocinador para la Navidad. Para el alumbrado, la cabalgata, los conciertos... Nos parece bien. Es menos gasto municipal. Es un ahorro. En general nos parecen bien las fiestas de todo tipo, el gentío en la calle, las lucecitas, la fraternidad, los escaparates engalanados, las merendolas, los regalos, los niños riendo y los adultos soplando; y las excusas tontas para tomar unos vinos con la gente que de verdad nos importa y no con la que a veces tenemos que ver a diario.

Yo mismo me ofrezco para ser patrocinado. Siempre he pensado como recibir dinero extra sin que nadie pueda llamarlo soborno. Ahora tengo el término: patrocinio. Este artículo podría estar patrocinado por una industria de carne procesada, incluso. Me da igual. No es que venda mi prosa por una salchicha, es que quiero asegurar el jamón de mi descendencia. Va de suyo que el Ayuntamiento tendría que vigilar a cambio de qué quiere tal o cual empresa pagarnos las bombillas. O mejor, tendría que vigilarlo la oposición y la prensa y la ciudadanía. Pero es difícil. A la oposición esas bombillas la deslumbran. La prensa está ocupada en sobrevivir y la ciudadanía está en Navidad. Todos contentos. Y alumbrados. Se busca patrocinio para el árbol y el Belén y los villancicos. Pero mira como beben (Bitter Kas) los peces en el río. El portal de Belén podría patrocinarlo una inmobiliaria. En otros ayuntamientos están más ocupados en cargarse la Navidad. Lo consideran una alegría por decreto. Y son ateos. El ateísmo está patrocinado por la razón. Pero personas muy razonables e inteligentes son creyentes.

Con todo esto no queremos decir nada ni sabemos qué queremos decir, más allá de que (casi) todas las creencias son respetables y deben permanecer en el ámbito íntimo sin que por ello renunciemos a que nuestras manifestaciones sociales y culturales la presida nuestra tradición cultural. Nuestra historia. No excluye eso importar costumbres. Nos enriquecen. Y el que no quiera Halloween que no lo celebre. No es obligatorio vestirse de bruja cachonda. Ponga un patrocinador en su vida. Que la comunidad la pague Volvo y la luz Calzoncillos Abanderado.

Todo se compra y todo se vende y siempre hay una marca dispuesta a salvarnos la vida. Incluso una marca de medicamentos. Nacer, crecer, ser patrocinado, multiplicarse, ofrecer un patrocinio y morir. Está usted en Navidad por gentileza de Coca Cola. Y sólo estamos empezando noviembre. Que no decaiga.